La gestión del Valencia que hace Rubén Baraja

Lo que hace el Pipo siempre es por algo, y aunque es humano y se equivoca, no podemos poner en entredicho las cosas porque se pierda un partido

Toni Hernández | 28 ABR. 2024 | 00:04
Rubén Baraja

Rubén Baraja ha hecho una gestión perfecta del vestuario del Valencia. Y decir perfecta, en el mundo del fútbol o en la vida, es algo extremadamente complejo, ya que nadie lo hace todo bien, ni tampoco. Esa, por cierto, es una de las frases favoritas de uno de sus ayudantes, Toni Seligrat. Es muy difícil, peor mucho, el tener a un grupo de jugadores de fútbol profesional implicados.

Contentos es otro concepto, porque el que no juega, por más que queramos, no lo va a estar, y mal profesional sería si estuviera contento. Pero el hecho de que estén medidos, que no haya nadie desconectado, que todos sumen, y lo hagan de verdad, es un diferencial más que explica de forma clara el año que se ha hecho, y la superación de las carencias de la plantilla, que son las mismas hoy que en agosto, aunque todo aquello ahora mismo parece un recuerdo lejano, casi olvidado.

Rubén quería tener un grupo limpio, en el que no hubiera nadie tóxico en ningún matiz de la palabra, porque las opciones de su Valencia pasaban porque todos dieran lo que llevan dentro, fuera más o menos, pero corriendo y peleando cada partido como si fuera el último.

Pasado el tiempo, y aunque las notas aún pueden tardar en salir, es algo más que aplaudirle y agradecerle, y que viene a incidir en algo que no podemos olvidar: las decisiones que tome Baraja como entrenador, aunque pueda ser que no las entendemos o que no acabemos de estar conformes con ellas, igual tienen un sentido que va más allá de lo evidente. No olvidemos esto, no lo hagamos, que luego nos vienen los disgustos.