Un gran Valencia arranca un punto a un mal árbitro y al provocador de Vinicius

El partido queda marcada por la gravísima lesión de Diakhaby, que dejó helado a todo el estadio y los jugadores que estaban en el campo

Toni Hernández | 02 MAR. 2024 | 21:55
Hugo Duro

Un Valencia - Real Madrid con la emoción a flor de piel. Con miles de valencianistas en las calles diciendo a Peter Lim que no, que ya está bien, que no se aguanta más. Y luego con Mestalla rindiendo un homenaje que cortaba el aire y encogía el alma, porque el respeto no nos cabía en el pecho. Un equipo, el de Baraja, con un cambio notable, ya que dejaba a Guillamón en el banquillo y le daba la plaza del medio centro, al lado de Pepelu, a Javi Guerra. El equipo salía intenso, incluso más de la cuenta, y eso le costaba a Yaremchuk una amarilla en el minuto 3 que nos podíamos haber ahorrado. Minutos después, Rodrygo protagonizaba una acción muy fea, codazo sin balón, y no había amonestación. Pasado el primer cuarto de hora, había intensidad pero poco acierto en las jugadas de calidad, con el Valencia esperando a hacer daño, y el Madrid teniendo la pelota.

Los locales presionaba arriba, mucho, intentando que el rival no pudiera generar juego y no conducir de cara y con espacio, que es lo más peligroso que tiene, de muy largo. Y haciendo lo que sabemos, poniendo todo lo que se puede poner, en una jugada de Foulquier, que le roba la careta a Vinicius, un centro loco que remata de forma loca Fran Pérez, y Hugo Duro, con la caña preparada, hacía el 1-0 en el 27. Mestalla enloquecía, y motivos había para ello. Y 3 minutos más tarde, de nuevo con esa presión alta, Yaremchuk robaba un balón en del Madrid, recortaba al portero y hacía el 2-0 con lo que desataba la locura absoluta. En el 40, un error nuestro le daba al Madrid su ocasión más clara en una contra, pero el disparo de Valverde era detenido por Mamardashvili. Cuando todo parecía indicar que al vestuario nos íbamos en ventaja, un desajuste defensivo y un desvío en un centro de Carvajal, dejaba el balón a Vinicius en boca de gol. El brasileño, en su línea, celebrada el gol en la cara de la grada. Para rematarlo, el colegiado pitaba el final del primer tiempo con el Valencia en el área rival. 

La segunda parte empezaba sin cambios y con una cortina de agua imponente. Y también con el recuerdo del final del primer acto, que dio para mucho. El desgaste físico iba a ser una de las claves, sobre después del despliegue de los primeros 45 minutos, y por supuesto, el hecho de no cometer errores. Baraja quería que el partido siguiera igual, aunque en el arranque nos estaba costando pisar campo contrario, y eso generaba mucha presencia visitante en zona de peligro. Mamar le sacaba un gol cantado a Bellingham en el 54, y el Pipo decidía mover el banquillo ante lo que estaba pasando. Hugo Guillamón y Diego López entraban al campo, y se marchaban Canós y Yaremchuk. Tener más balón, tapar las bandas y tratar de generar peligro de alguna forma. Y en el 59, por fin pegábamos nosotros, y era en una muy clara, con una enorme jugada por banda de Fran, que Diego López remataba de manera impecable… pero Lunin sacaba con una parada colosal.

En el 72, entraban al campo Peter Federico y Selim Amallah, y se marchaban Fran y Guerra. Estaban fundidos, y los que entraban debían elevar el nivel, con mucho, porque era lo que pedía el partido. Y cuando el encuentro estaba más parejo, una buena jugada del Madrid acababa en el 2-2 obra de Vinicius, que se volvía a encarar con la grada faltándonos de nuevo al respeto. Lo revisaba el VAR, pero daban el gol. Era partido nuevo faltando mucho, y ellos, honestamente, estaban mejor. En el 86, Diakhaby se rompía de forma gravísima, con los jugadores sin querer mirar por lo que tenía el galo, y con Mestalla en silencio y encogido. Entraba Cenk por él, pero nadie se quitaba la imagen de la cabeza. El colegiado pitaba penalti a favor del Valencia en el 90, pero el VAR le llamaba a consulta, y después de revisarlo, lo anulaba... y con buen criterio, porque no lo era. En el 96, Federico tuvo el 3-2, pero su remate de fuera del área lo paraba Lunin. Y de nuevo la tuvo Federico en el 97 en una contra, pero se le fue por muy poco. Y con eso terminó el partido, porque aunque el Madrid llegó a marcar, lo hizo con el partido acabado. Un buen punto, en un buen partido, que queda marcado en negativo por la grave lesión de Diakha.