Pedir que Baraja dimita como entrenador del Valencia no tiene nombre

Que se pida la dimisión de Baraja como entrenador del Valencia es pasarse el juego. De verdad que hay cosas que me superan del entorno de este club. Porque no las entiendo, no me entran en la cabeza, y desde ese momento se hacen bola y me pongo a pensar en “cosas raras”.

Baraja es lo mejor que le ha pasado al Valencia en años, en bastantes años. Y es el entrenador del Valencia, de su club, de su equipo, de sus ciudad de adopción, del equipo de sus hijos, y del de muchos de sus amigos. Rubén no entrena al Meriton CF, y tratar de hacer esa analogía me parece cobarde, y muy peligroso.

El escudo que hay en la fachada de Mestalla, aunque no sea el de toda la vida, con el que muchos nos hemos criado, es el nuestro, el del Valencia. Y cuando esos jugadores, con esas camisetas, marcan un gol, lo hacen para el Valencia, esa entidad que, a pesar de todos, cumplirá 105 años el próximo 18 de marzo.

El bien del club está por encima de quien mande, de quien entrene o de quien juegue, y no comprenderlo, o pretender negarlo, es no querer al Valencia. Si alguien se enfada por esto, pues mira, ya lo siento, pero más me cabreo yo viendo cómo se pide la dimisión del Pipo, una leyenda absoluta del club, a cuenta de una guerra que se libra en otro campo de batalla que nada tiene que ver con un campo de fútbol, que es al final de lo que siempre habla Baraja. Para el que le quiera escarchar, claro.