El mejor Baraja sería en el Valencia… o no sería

El mejor Baraja entrenador sería en el Valencia, o no sería. Eso es algo que he dicho muchas veces desde que firmó por el Elche en 2015. Su llegada estuvo cargada de dudas, porque no tenía experiencia en Primera, porque había otros mejores, porque venía porque era una leyenda como jugador... Logró el milagro de salvarnos, porque aquello fue un milagro por más que alguno lo siga negando, y dejó claro lo que debía ser el curso siguiente, al menos en lo que a él podía corresponder directamente.

Limpiar el vestuario ese esencial, y él lo hizo, además, como toca: mirando a la gente a la cara y diciéndole que no contaba con ellos. Y no le tembló el pulso con nadie. Además, dio confianza a la gente joven, no sólo minutos, que es lo fácil. Les ha comido el tarro de una manera maravillosa, y la forma en la que salen esos críos, los que sean, a jugar en Primera, es algo digno de elogio. Su calidad es la base, pero el trabajo del entrenador en ese sentido es la guinda.

No sé qué pasará en todo el año, porque llevamos 5 jornadas y esto ni ha empezado. Pero es obvio que hay un poso, un trabajo, una idea y una forma de llevarla a cabo. Y una unión entre la grada y el banquillo como hacía muchos años que no se veía. Sin aspavientos, sin sobreactuaciones, simplemente con una forma sencilla de hacer las cosas y una carga de valencianismo que no cabe en ningún sitio. No hagamos análisis, simplemente disfrutemos del proceso.