Apoyar al Valencia de Baraja, ¿tanto nos cuesta?

Que todo el valencianismo no se vuelque en apoyar al Valencia de Baraja me está costando comprenderlo. Ante todo es obvio que no soy el más listo de clase, aunque fuera el primero de mi promoción, pero porque estudiaba hasta quedarme sin codos. Que el objetivo era no bajar lo teníamos todos muy claro, pero lo debía decir el club, de forma clara, en primera persona.

Layhoon Chan lo hizo, porque debía hacerlo, y aunque el sudor frío nos cayera por el cuerpo y la rabia y la indignación fueran las notas comunes en todo, a partir justo de ese momento, dos opciones son las que hay encima de la mesa: o bien nos pasamos el año diciendo de todo a la propiedad por esta maldita situación que es absolutamente despreciable, o apoyamos a muerte a los nuestros para, al menos, seguir manteniendo la categoría mientras un día u otro se activa la venta de club, que será un proceso mucho más complicado que no bajar, tengamos eso bien seguro.

Cerrar filas en el valencianismo, más allá de las miles de maneras de pensar que podemos tener todos, es algo que no sabemos lo importante que es, y más en el actual momento que vivimos. Baraja va a ser muy claro en sus mensajes, que nadie lo dude, y va a pedirnos ayuda, porque sabe que ese equipo la necesita, y que todo lo que no sea estar metidos en esa faena, va a ser sumar problemas a una lista que ya es larga de por sí.

“¿Y no protestamos contra Meriton?”, es la pregunta que puede surgir a continuación. Y la respuesta es clara: ¿cómo que no? Pero es que se pueden hacer las cosas, que a nadie le quepa duda, y se debe, porque Mestalla debe ser una caldera de la que no se escapen puntos, y la propiedad tiene que sentir lo que todos pensamos sobre ellos, aunque eso no acelere ninguna venta. Pero esto sigue yendo de meter más goles que el rival, y llegar a 42-43 puntos de la forma más rápida posible.