El termómetro de la ilusión: más bajo que nunca en Valencia

Tras años de sufrimiento y malas noticias el valencianismo ha dicho basta, al menos en su amplia mayoría. Es cierto que a medida que avance el verano la situación se mirará con otros ojos, pero el final de temporada fue agotador y en este momento el termómetro de la ilusión se encuentra bajo mínimos. Es un escenario que hay que asumir y reconocer, el resultado de años de decepciones que han llevado al aficionado medio a una situación de indiferencia con el equipo.

No obstante, y reconociendo la realidad, también hay que dejar hueco para la esperanza. Sin ella será complicado salir del agujero negro y conviene separar a Meriton del equipo. Dar por hecho que el Valencia descenderá tarde o temprano no es un mensaje que ayude en exceso, lamentablemente esta afirmación ha calado en parte de los aficionados pero elevar la exigencia también ayudará a que los jugadores lo hagan.

Han sido los grandes tapados del desastre y Baraja ha detectado varios focos tóxicos del vestuario que no aportaron. Una cosa llevo a la otra y los problemas fueron sumándose desde un extremo a otro del club. Ahora se trabaja en confeccionar la nueva plantilla y el panorama es desolador teniendo en cuenta todo lo que falta por cubrir. El verano será largo pero la temperatura de la ilusión está más baja que nunca.