Rubén Baraja, entrenador del Valencia

Es una decisión práctica e inteligente, que muchos ponen en duda por diferentes aspectos, pero como digo desde el primer día, antes de hablar hay que conocer al Pipo

Toni Hernández | 13 JUN. 2023 | 00:04
Rubén Baraja

Rubén Baraja siempre soñó con ser el entrenador del Valencia. Siempre desde aquella tarde de 2010 en la que sus compañeros los sacaron a hombros de Mestalla ante la mirada de Españeta en el túnel de vestuarios. Ese mismo día se puso el siguiente objetivo: ocupar un día el banquillo de Mestalla. Fueron muchos, casi 13, con un periodo de aprendizaje en la base de todo, hasta 2013, luego pasando por Paterna, y en 2015 viviendo su primera experiencia extrema, ya que firmó por el Elche en Primera, y ese mismo verano, por cuestiones burocráticas, viendo cómo le bajaban Segunda.

Se le desmontó el equipo y aún así hizo un gran año y hasta un jugador suyo, Sergio Léon, fue Pichichi. Rayo, Sporting haciendo playoffs, Tenerife salvándolo del descenso, Zaragoza… y un parón de demasiado tiempo por demasiadas cosas. La historia ya contada, que tiene otra que no lo está, pero que no seré yo quien lo haga, porque eso queda para él. Hay muchas teorías sobre cómo llegó al Valencia, que aquí todo el mundo lo sabe todo, y ante eso, de nuevo, no seré yo quien diga nada.

Lo bien cierto es que fue el único que se atrevió, que quiso y que le echó lo que le tenía que echar para sacar esto adelante. Sin negociar nada, ni dinero ni renovación ni cuestiones extravagantes. “Yo sólo quiero dejar al Valencia donde le toca, no pienso otra cosa”. No ha querido pensar en nada más hasta que acabó el día del Betis, y eso lo puedes asegurar de primera mano.

Ahora le toca lo más difícil, y mira que lo del año pasado era complicado, pero esta vez le toca hacer su propia obra casi desde cero, esperemos que con el apoyo sincero y decidido de la propiedad, que sin eso estamos muertos en la bañera. Me alegro mucho por el Valencia y por mi amigo, porque ambos debían cruzarse en el camino, porque la primera cita no podía ser más extrema, y hacía falta una segunda. Sí, da cierto miedo, hay congoja, por todo, pero yo creo en él, creo en el Pipo, y sé que a nosotros no nos va a fallar de ninguna de las maneras.