La segunda división como fin de trayecto para el Valencia

El equipo está mentalizado para evitar el drama del descenso, mientras haya vida no hay que perder la esperanza aunque es cierto que hay que mentalizarse para algo que podría suceder. El hipotético descenso no aceleraría la salida de Peter Lim, lamentablemente no hay razones para pensar en ello aunque un sector siga ilustrando castillos en el aire en este sentido. 

Lo que si podemos aventurar es que el futuro sería muy negro si el equipo cae al infierno. Los ingresos descenderían de manera notable y los mejores jugadores serían traspasados, el Valencia tendría que tirar de cantera y aunque hay jugadores que tienen buena pinta, la base no parece asemejarse a la que consiguió el ascenso en la fatídica campaña en segunda de 1986-87. Hay varios factores que marcan la diferencia con aquella época. El primero de ellos es el nivel y la competitividad de la segunda división, de no ascender el primer año las dificultades aumentarían al perder la ventaja económica que siempre tienen los recién descendidos.

La sombra de clubes como el Real Zaragoza, el Málaga o el Deportivo de la Coruña está en mente de todos. El Valencia es una institución mucho más importante pero esa grandeza ya no garantiza nada en el fútbol actual. La masa social seguirá al lado del club pero el reparto accionarial coloca al Valencia en una situación muy comprometida si tenemos en cuenta la desidia de Peter Lim a la hora de mantener una política deportiva racional. Ojalá todo se quede en el miedo actual y la plantilla sea capaz de salvar la categoría, al menos de momento.