El entorno, las prisas y los fracasos del Valencia

Me da miedo cómo se trata a los chavales que están jugando en el Valencia. Lo digo sin ningún tipo de rubor, porque este proceso lo he vivido ya muchas veces en todos los sentidos. Estamos asistiendo a cómo se fusila al amanecer Hugo Guillamón, cuando antes de renovar era poco menos que un asunto de estado que no se fuera al Athletic.

Estamos encumbrando a la categoría de estrellas a chicos como Javi Guerra o Diego López, incluido Alberto Marí, que apenas si han pisado el fútbol profesional y tienen un gran futuro, pero un presente que se debe cuidar. Hemos visto cómo se despreciaba a Kang in Lee y ahora resulta que somos un atajo de ceporros porque se fue gratis (que sí, dejarlo marchar sin guardar ni derecho de tanteo ni porcentaje de futura venta fue una cagada hermosa).

Hemos dicho que Ferran iba a ser el mayor error de la historia y ahora hay quien se ríe de que le vaya todo mal. Lo mismo que a Carlos Soler. Hay que tener algo de memoria y ver lo que se dice antes, durante y después de los procesos, y la presión que se ejerce, en demasiadas ocasiones, sin ningún tipo de sentido, algo que acaba pasando una factura demasiado cara en demasiadas ocasiones. Me he cabreado por esto en otros momentos, me estoy acordando ahora mismo de Fran Villalba, por ejemplo, pero tengo claro que da lo mismo.

Somos una trituradora de muchas cosas, aunque nos cabree que nos lo digan, y sólo hay que remitirse a los hechos, no hace falta decir nada más. Más calma, menos “sabuts”, y mucho más hacer caso a los profesionales de esto, que saben bastante más que nosotros, aunque el desprecio suele ser la moneda con las que se les paga siempre.