Las decisiones de Rubén Baraja como entrenador del Valencia
Las críticas han arreciado contra el entrenador por el once ante el Cádiz, y sin querer convencer a nadie de nada, yo sí le veo el sentido, aunque saliera muy mal

"El once de Baraja en Cádiz fue una vergüenza". La frase es más o menos literal y resume el pensamiento de mucha gente después del encuentro del domingo. Era el tercero en una semana, y aún falta otro el miércoles para completar 4 en 12 días. Del calendario da igual hablar, primero porque es igual para todos, y segundo porque son los clubes los que lo aprueban. De fútbol sí me gustaría comentar algo más, aunque tengo claro que sólo me deparará cabreos y discusiones.
El equipo, con exactitud, no lo sabía, pero que iban a haber cambios, seguro. ¿Que mejor haber jugado antes contra el Villarreal y luego contra el Cádiz? Pues seguramente, pero en eso no mandamos, y viene como viene. En el partido del Valladolid vimos, los que quisimos ver, cómo terminaros varios jugadores clave del equipo. Totalmente fundidos, sin casi poder andar por el esfuerzo. Que menos de 72 horas más tarde se iban a dar rotaciones era algo que se caía por su propio peso.
"Es que en una final no se puede salir así". El Valencia salió con quien salió el domingo, pero lo más duro, salió como salió. Demasiados errores individuales que no tienen sentido, mucha indolencia, excesiva pasividad en determinados momentos... Que a Baraja lo iban a empalar lo sabía el primero él, y más si no se ganaba, pero un entrenador debe mirar el corto y medio plazo y tener las ideas claras. ¿Que nos lo jugamos todo a la carta de Villarreal? Es que igual el error es estar en modo final de forma permanente, pero como le he dicho a muchos estos dos días, no quiero yo convencer a nadie de nada.