La división más salvaje que he visto en el Valencia

Estamos asistiendo a la división más irracional del Valencia que pueda recordar. Y además está siendo extrema, sin querer dar ni medio centímetro al que no piensa como yo, llevando todo a tal nivel que me empieza a dar cierto miedo algunas actitudes que están muy latentes en el entorno. Es posible, y eso quiero pensar, que las redes sociales magnifiquen una realidad que quizá no es tal y como la imagina mi cabeza, pero es que he llegado a leer propuestas “serias” de rodear Mestalla para que la gente que quiera, no pueda acceder a los partidos del equipo.

Si el nivel de locura es ese, realmente el problema más grave que tenemos no se llama Peter Lim, por muy claro que haya quedado que es el gran culpable de todo lo que ocurre. Y la división, por contra de lo que se quiere hacer pensar, no viene en el máximo accionista, que todos tenemos claro que se debe marchar. Y ya no sólo en la solución, que era lo que se podía palpar hasta el momento. Las prioridades tampoco están nada claras, porque mientras que algunos, entre los que me encuentro, ven una locura el hecho de dejar caer al equipo camino a Segunda, esta opción se empieza a asentar como algo normal y asumible por parte del entorno, por momentos mayor.

Seguramente yo soy un tipo mayor y no entiendo a los jóvenes, pero es que 1986 es el capítulo más negro y vergonzoso de nuestra historia, dicho por los mismos protagonistas, y aquí lo estamos llevando como si fuera una parte de algún plan que no llego a entender. Incluso se da por hecho que bajar implica la salida de Lim, que es todo lo contrario, pero que tampoco voy a emplear energías en convencer a nadie de nada, faltaría. Estamos divididos, mucho, y encima hasta lo negamos, lo que hurga aún más en esa fractura. Parece que estemos, todos, siguiendo una especie de decálogo para que un equipo se auto destruya, desde la propiedad a nosotros, y no estamos dejando pasar nada por alto.