El sentido común de Voro en el Valencia

Voro no es un gran entrenador, y el primero que lo sabe y admite es él. Porque, de alguna manera, no es entrenador, sino un tipo de la casa que se come marrones desde 2008 como si no costara. SI termina la temporada, que sería señal de que las cosas no van peor que hasta ahora, se va a plantar en casi 60 encuentros dirigido en un club como el nuestro, que es algo de lo que no pueden presumir muchos.

Y somos un grande, que nadie lo olvide, por muy mal que puedan estar las cosas en este momento. No va a revolucionar nada, porque tampoco hay demasiado donde escoger para ello, pero va a tratar de dar calma y serenidad a un grupo que se tiene que aislar de muchas cosas y no vivir con la congoja de forma permanente, porque ese sería el primer paso al abismos sin ninguna duda. Su discurso pausado creo que puede ayudar en esta tesitura, como ha ayudado siempre, y si los jugadores le echan una mano, que al final es la pieza clave de todo este puzzle, aunque tengo claro que vamos a pasarlo muy mal, esto lo sacamos de una forma u otra.

Quiero ser optimista porque prefiero ver la vida de ese modo, aunque no pienso engañarme de ninguna forma. Es el enésimo parche llamado Voro, que me parece muy injusto y una judiada de muchos nivel, pero ahora mismo sólo pienso en que esto termine y estar salvados, porque no me entra otra cosa en la cabeza. En Madrid ya vimos cosas, pero en Girona no nos va a valer con eso, sino que tenemos que ganar. Como sea. Sentido común, sin duda, y exigencia para no quemarnos con esta situación.