Ser una estrella del Valencia en el césped no hace que tengas razón en nada más

"Echar a Marcelino y Mateu Alemany ha sido la decisión más sangrante que he visto nunca, después de ganar un título 11 años después y entrar dos años en Champions. Todo por una decisión de alguien a quien no quiero ni nombrar". Las palabras son de Santi Cañizares, en la presentación de su libro (enhorabuena a Alfonso Gil, César Toldrá, y el editor, Quique Olmos). Suscribo una parte, fue una decisión sangrante, absurda, marciana y estúpida. Pero no la "más", porque cuando se echó de aquí a Rafa Benítez, que comparado con Marcelino es Dios, no se dijo ni mu. Santi, tú, tampoco.

Repito, no quiero entrar en guerras, que no me apetece, que soy mayor, y que ya no me dedico a esto. Pero para hacer malo a Lim sólo hay que hablar de las cosas que están mal hechas, y no cambiar las del pasado, porque eso hace que pierdas, digamos, perspectiva. Eso por un lado, y por otro, que el hecho de ser uno de los dos mejores porteros de la historia del club (no vi jugar a Eizaguirre, pero los pondremos en el mismo escalón), no hace que cada cosa que digas sea verdad absoluta. En todo caso será la suya, la de cada uno, y su opinión no vale más que la de ningún otro.

No entro en otros asuntos, ni en otras relaciones, no entro en nada, porque si de verdad no busco una guerra, no debo hacerlo. Siempre he dicho que a las leyendas hay que respetarlas, siempre, aunque también es cierto que con cierto grado de exposición, todos no van a pensar como tú. Cañizares, como yo, es muy libre de seguir diciendo lo que él entienda, que para eso esto es un país libre. Pero su palabra, como la de nadie, no es la ley, esté o no de acuerdo con mi línea de pensamiento. Ser el mejor en el verde es una cosa, y por ello honor eterno. Pero este partido se juega fuera, y ahí somos todos iguales.