Valencia CF: cabeza fría en tiempos de crisis

Comienza una nueva temporada y en condiciones normales el valencianismo viviría días de ilusión y esperanza soñando con lograr cosas importantes. Lamentablemente este no es un Valencia normal y la fuga de talento sigue siendo la regla temporada tras temporada, un equipo que trata de resistir a base de acertar con las cesiones y que ha ofrecido a sus mejores futbolistas con el fin de hacer caja. Nadie puede discutirlo y de la misma forma tampoco tiene sentido que desde varios frentes se siga insistiendo en que Peter Lim tiene defensores en la ciudad.

Las redes sociales han traído lo mejor y lo peor al fútbol, pero habría que recordar que gran parte de la masa social del Valencia no está en Twitter. ¿Esto deslegitima las protestas? para nada, son respetables e incluso necesarias. Lo que no es para nada tolerable es que se tache de antivalencianista a todo aquel que no se sume a ellas de manera activa por unas razones u otras. Maneras de luchar contra la actual gestión hay muchas, pero solo desde un frente con músculo económico real se podrá crear una alternativa viable.

A partir de ahí, ¿volver a vaciar Mestalla es la solución? existen voces que lo reclaman y por supuesto cada uno es libre de tomar la decisión que considere oportuna, pero aquí nos encontramos con dos cuestiones:

1-Probablemente la medida tendría poco seguimiento ya que en nada se puede comparar la primera jornada de La Liga 2022-23 con el partido ante el Celta que cerraba la pasada campaña. La afición ha hecho un esfuerzo por renovar su abono y difícilmente se dedicará a abandonar al equipo semana tras semana.

2-En esta época de penurias y estrecheces económicas, ¿es el equipo el que tiene que pagar con el desprecio de su afición los despropósitos de la propiedad? ¿Le beneficia a alguien que los jugadores y el técnico no sientan el calor de una afición que siempre se mantuvo fiel en las buenas y en las malas?

Si acudir a Mestalla, dar respaldo a la plantilla durante 90 minutos y animar en período de crisis es de ser antivalencianista, ojalá sigan existiendo "esos antivalencianistas".Se ha llegado a un punto en el que señalar y marcar al aficionado se ha convertido en el día a día de las redes sociales; afortunadamente ni la vida se termina en Twitter ni las decisiones verdaderamente importantes se toman a golpe de likes. Respetemos a todos los valencianistas y por supuesto, animemos al equipo y al nuevo técnico en la medida de lo posible.