El 30 de junio, 50 millones y el Valencia de Peter Lim

Si el máximo accionista quisiera, que no quiere, todo podría ser muy distinto, pero parece que estamos condenados a esto

Toni Hernández | 02 JUL. 2022 | 00:01
Peter Lim

Peter Lim no tiene ninguna intención de poner dinero en el Valencia antes del 30 de junio. Posiblemente después tampoco, aunque lo podemos dejar en duda por aquello de no dar por sentado, pero el máximo accionista no quiere rascarse el bolsillo, para su empresa, y enjugar de esta manera las pérdidas que vamos a tener sin la necesidad de vender jugadores. Crecer así es imposible, lo sabemos todos, el primero Jorge Mendes, que estoy seguro que se lo habrá dicho, pero al que no siempre hace caso en todo, sin ningún género de duda.

El Valencia, con esta manera de trabajar, no tiene futuro, sino simplemente un presente destinado a sobrevivir, al menos hasta que se acaban las joyas de la abuela, es decir, lo que podemos empeñar (vender) para seguir pagando el recibo de la luz. El Valencia de toda la vida, vaya, pero con la diferencia clara de un máximo accionista, de un inversor, que vino fundamentalmente a evitar que esto volviera a sucedernos otra vez. Esta situación la firma cualquier presidente del club de los últimos 30 años, y eso es algo mucho más grave de lo que nadie puede tener en cuenta ahora mismo. Y tiene mucho peor solución.

Antes, con pañuelos en Mestalla y la grada girada al palco, los dirigentes cambiaban. Ahora no, y mira que el nivel del tensión social está en unos valores que yo no he conocido nunca y los he visto de todos los colores. Lim cambia peones, nada más, y con Anil Murthy fuera, algo de paz de gana, no mucha, pero el drama del día a día sigue siendo el mismo.

O pone dinero, en forma de ampliación de capital o en cualquier de los resortes financieros que tiene en su mano, que no va a pasar, o seguiremos vendiendo jugadores, haciéndonos más pequeños, fiándolo todo a Paterna como si en lugar de ser una escuela de jugadores fuera la fábrica de moneda y timbre, que imprime los billetes como si tal cosa. No hay más solución que esa, y no tengo nada claro, o más bien sí, que se vaya a poner en práctica. Y el 30 de junio está a la vuelta de la esquina.