José Bordalás, adiós al Valencia: mister, gracias, y perdón

Alguien que da lo tiene y no sólo es un profesional sino que entiende dónde está, no puede salir de aquí de esta forma

Toni Hernández | 03 JUN. 2022 | 00:05
José Bordalás

Un tipo que se ha partido la cara por el Valencia, dentro y fuera del campo, que nos ha hecho mejores de lo que éramos, que consiguió que mandara la ilusión y el fútbol por unos días en este club. El Valencia no puede tratarlo así. Míster, gracias, y perdón. No tengo buen cuerpo con este tema, y además tengo que hablar con su gente más cercana, con la que tengo una muy buena relación, y no será plato de buen gusto.

Porque será en persona, en un ambiente tranquilo, y a ser posible, con una copa de vino en la mano. No, así no se hacen las cosas, no se pueden hacer, no puede ser la seña de identidad de mi club. Decirle a un profesional del futbol que no cuentas con él, que hagas las maletas y se vaya a su casa, es un trago muy difícil, y lo digo por propia experiencia.

Pero estas cosas se hacen a la cara, y el primer que debe enterarse es el propio interesado, porque hay unos códigos de respeto que no se pueden ignorar. Si encima estamos hablando de alguien de quien no se puede tener queja en su paso por Mestalla si cabe, mucho más. Pero aunque no lo fuera, que eso al final no tiene nada que ver. 

Se había ganado un segundo año, de eso no tengo ninguna duda, pero apostando por él de verdad, con los perfiles que le hacían falta para un Valencia más fuerte, más competitivo. Todo eso ya no va a pasar, y el trabajo y el sufrimiento de todo un año se han tirado por la borda, porque ya no es sólo ganar o perder, sino la personalidad que se iba ganando.

Las causas de su cese, que es un cese, se pueden encontrar en mil cuestiones, pero importantes me las tienen que explicar con calma para que yo las pueda entender. Está claro que Mendes manda de nuevo, y siempre he dicho que no me parece mal, pero algunas cosas no se pueden hacer así, de ninguna de las maneras. Míster, muchísimas gracias de verdad, porque te debo la primera final de Copa de mi hija, que guardará tu cromo firmado como un tesoro para siempre. Y mucha suerte, porque te la mereces, que la buscas todos los días con tu trabajo.