Los objetivos del nuevo Valencia CF

El Valencia del siglo XXI fue un club acostumbrado a pelear con los grandes, evidentemente la gloriosa etapa de 1999 a 2004 fue excepcional y no se puede tomar como regla, pero en los siguientes años el Valencia siempre aseguró una plaza europea y salvo alguna excepción la lucha por un puesto en la Champions siempre fue el principal objetivo. A su llegada Peter Lim despertó una gran ilusión, la afición soñaba con la posibilidad de que un magnate de esta dimensión pudiera hacer que el Valencia luchara por cotas todavía más importantes.

No se comenzó mal, pero en pocos años la entidad entró en una espiral negativa y hemos llegado a 2022 siendo un club que despierta más lástima que recelo fuera de la ciudad. Si hablamos de objetivos el pesimismo y la tristeza aumenta, porque a día de hoy existen dificultades hasta para soñar por entrar en las competiciones menores del fútbol europeo. La copa de 2019 y sobre todo la de 2022 fueron espejismos, sobre todo la de la pasada campaña ya que si somos ecuánimes debemos reconocer que el equipo se vio beneficiado por una camino muy sencillo.

Con los mimbres actuales la permanencia no debería obsesionar a los aficionados porque parece que al técnico le bastará, pero es frustrante que el cuarto club en puntuación de primera división (en los últimos años dejó de ser el tercero) se vea sumido en esta crisis que parece no tener fin. Hace falta reaccionar y devolver al valencianismo el orgullo de pertenencia y la ilusión por su equipo.