Me peleé con muchos periodistas por el Valencia, pero las cosas personales se quedaban en casa

Se puede opinar distinto, pero determinados comportamientos de matones no se pueden consentir de nadie

Toni Hernández | 24 MAY. 2022 | 00:04
Mestalla

En mi carrera como periodista hablando del Valencia discutí mil veces con muchos compañeros de profesión. Incluso con alguno me cogí de la pechera, aunque ese capítulo siempre quedó en la intimidad de un hall de hotel en Milán, y la mirada de varios empleados del club allá por el año 2001. Nunca, y nunca es nunca, pisé una cuestión personal ni de jugadores, entrenadores o directivos, y mucho menos de periodistas. Y por aquel entonces, los programas eran incendiarios con determinados asuntos, y los bandos estaban muy marcados. Y la gente iba cambiando de dial para ver cómo nos pegábamos los unos a los otros por nuestra forma de entender el Valencia. Con algunos de los que discutía entonces, hoy existe una buena relación, y el mismo respeto que entonces.

Con otros simplemente hay indiferencia, sin más. Las redes sociales tengo claro que han viciado muchas cosas, muchísimas, y la comunicación es quizá una de las más afectadas en el sentido negativo. Te pones delante del móvil o del ordenador, vas caliente como una mona por lo que sea, y le pegas a quien se pone por delante una tunda dialéctica de la que igual no eres ni consciente. Pero el problema radica cuando eso lo ven miles de personas, se vuelve tema de conversación, y entonces ya no es un mosqueo pasajero, sino que has prendido una mecha que ya no puedes controlar. Si los periodistas nos amenazamos de forma pública como si fuéramos gánsters, estamos mucho peor de lo que nadie se pueda imaginar.

Ese show no nos lo podemos permitir, porque si la profesión ya está herida de muerte por su falta de credibilidad, sólo falta que encima vayamos de este palo. Hablo en plural, en primera persona del plural, por lo tanto me incluye, y no hablo de nadie y hablo de todos, porque un periodismo sucio es tan malo para la genialidad como bueno es al contrario. No podemos comportarnos como ultras que se citan en un descampado para pegarse, porque nosotros no estamos para eso, sino para contar las cosas que pasan. Y a nadie se le puede comer el personaje, porque si eso pasa, ya eres otra cosa muy distinta. No, no entiendo que pasen estas cosas, y me molestan, por la parte que nos toca a todos.