José Bordalás debe ser el entrenador del Valencia, y con armas para luchar

No es que merezca seguir porque tiene contrato, es que debe ser la pieza angular del próximo proyecto deportivo del club

Toni Hernández | 27 ABR. 2022 | 00:02
José Bordalás

El entrenador del Valencia 22/23 debe ser José Bordalás, se le tiene que hacer caso en los refuerzos que pide (que lleva pidiendo desde que llegó) y se le tiene que dar al proyecto toda la confianza del mundo. El entrenador alicantino nos ha hecho competir como bestias cuando teníamos muchas limitaciones, y eso es algo que hay que poner en valor, porque es lo realmente complicado y lo que marca a los que son buenos entrenadores de los que sólo lo parecen. Casi cualquiera puede hacer ganar a un equipo con grandes futbolistas, pero sólo los entrenadores de verdad lo consiguen cuando tienen plantillas mucho más justas.

Bordalás lo ha hecho, y su punto culminante fue la final de Copa, donde teniendo menos recursos que su rival, lo llevó al extremo, le hizo el encuentro largo, y no lo ganó porque cuando la calidad es la se impone, a nosotros nos faltó ese punto que nos ha perseguido todo el año. Hay que hacer un equipo para el técnico por el que se ha apostado, sin miedos y sin complejos, y aceptar que él juega de una manera muy concreta, con las ideas muy claras, y que además es un mensaje que ha calado y mucho dentro del vestuario. Dicen que hay gente en el entorno del Valencia que no quiere a Bordalás. Yo no he visto a nadie que diga tal cosa, aunque he leído quien afirmar que es así.

Esa técnica es más vieja que andar, y los que ya vamos para viejos, la conocemos bien. Es el entrenador, no cabe duda de ello, pero debe serlo con el contexto que toca, con los recursos que pide, y con la confianza de todos. Y con la exigencia teniendo los pies en el suelo. Llegar a finales de Copa no es cosas y cantar (aquí llevamos 6 en 50 años, no olvidemos estos datos, que luego parece que vamos siempre), y que hacer las cosas bien no es sólo llegar a estos partidos, sino muchas más cosas. El alicantino es la primera piedra, pero llevando todo de la mano, porque de otra manera nos quedaremos en un híbrido que nos acabará por desesperar a todos, dentro y fuera del club, que nadie se engañe. Soñemos en grande, pero con los pies en el suelo y la cabeza fría, que no cuesta tanto.