Me molesta el Villarreal - Valencia, no lo entiendo

El Villarreal - Valencia, desde que nos clasificamos para la final de la Copa del Rey, es un partido que no entiendo. Pero claro, ahora que estamos a 48 horas de jugarlo, a y a 5 días de estar en Sevilla, no es que no lo entienda, es que me cabrea de manera que tengo que llevar a cabo ejercicios agudos de contención para que me salga a pasear la única neurona que me debe quedar con vida inteligente. Es malo para el fútbol en general, y los clubes deberían entender que esta vez les ha tocado a dos, pero a la próxima, pueden ser ellos, y el perjuicio es el mismo, aunque cambien las camisetas en juego. Un partido bonito e importante en La Cerámica, en el que todos vamos a estar pasando que no juegue nadie, que se vaya con el juvenil, y que el resultado nos da igual, porque lo vamos a tener en chino mandarín para sacar algo guardando a casi todo el mundo. 

Me parece tremendamente injusto para ellos y para nosotros, y en general para las dos competiciones, la Liga y la Copa. La primer porque pueden desvirtuarse resultados, y la segunda porque se le resta una importancia que no tiene sentido. No sé de quién es la culpa, y entiendo que de alguna manera será un poco de todos, pero sí tengo claro quién lo paga: el aficionado y cada uno de los dos finalistas, para los que jugar ese encuentro caso se convierte en un castigo más que en un premio. En definitiva, una cosa de locos que no tiene sentido. Vamos a hablar muy poco del duelo contra los amarillos esta semana, así son las cosas, no podemos cambiar la realidad. Porque encima es un partido que molesta, y mucho, porque está ahí en medio de una semana preciosa, y la estropea, la afea, es marciano de todo punto.

Insisto, no va a tener pero estos días, a mí no me apetece comentar gran cosa más allá del día de encuentro, porque al final debemos ser profesionales, pero es que no sé qué pinta ahí. Sólo espero que esto no le vuelva a pasar a nadie más, aunque mucho me temo que en el fútbol español no solemos aprender demasiado de los errores cometidos, sino que aplicamos aquello de “el año que viene la tocará a otro”, y continuamos adelante. Una pena, y más después del crecimiento que ha vivido la Copa con este nuevo formato.