Peter Lim y la venta del Valencia... y no a Abramovich

El asunto es muy serio, nos lo tomamos a broma pesada, y sobre todo, olvidamos lo más importante de todo, para variar

Toni Hernández | 15 ABR. 2022 | 00:02
Peter Lim

Peter Lim no quiere vender el Valencia: ¿alternativas? Porque entiendo que nadie estará sorprendido por esto, ¿no? Miguel Zorío volvía a montar una de sus… no sé cómo llamarle, porque en el fondo, Miguel es un tipo que me car bien, pero en este asunto se le ha ido el tema de las manos hace mucho. Como decía, la semana pasada, el que fuera vicepresidente del club con Vicente Soriano afirmaba que Lim tenía dos ofertas para vender el Valencia, una de Roman Abramovich y otra suyo. No sólo lo afirmaba, sino que también aseguraba que el máximo accionista del club de Mestalla se lo había filtrado a varios medios de comunicación internacionales.

Ya sabemos el que ruso no tiene ninguna intención de venir por aquí a comprar el club (ya se lo podía pensar mejor, dicho sea de paso), y que, seguramente, Peter Lim ni sabe quién es Miguel Zorío. Le ponemos nombre, le ponemos cantidades, generamos un expectativa en el entorno (cada vez menor, claro, que una cosa es que querer que pase algo y otra es que el personal se crea ya lo que sea) y, eso sí, encabronamos mucho más el ambiente, como si eso sirviera de algo o permitiera que las cosas se fueran a solucionar de un plumazo. La venta del Valencia es un asunto que m preocupa, como a todos, y que incluso me ha ocupado, pero en eso ya he tirado la toalla porque Meriton es absolutamente hermético desde hace cerca de dos años, y no hay manera de acceder.

Pero si desvirtuamos un tema tan vital, si lo banalizamos con esa facilidad, si le damos tan poca importancia real, nos estamos haciendo un flaco favor a nosotros mismo. Peter Lim va a vender el Valencia, pues claro que lo va a hacer, pero será cuando la SAD esté en una posición mucho mejor que ahora, porque se le pondrá en posición privilegiada en la negación, ¿o acaso pensamos que lo va a regalar? Aunque también es cierto que parte de esto es responsabilidad nuestra, porque si insistimos de forma empecinada en creer que van a pasar cosas que de ninguna manera, la primera vez es culpa del que miente, pero a partir de la segunda, ya nos toca a nosotros.