El ejemplo en el Valencia de José Luis Gayà

Ha arriesgado cuando tocaba, jugándose muchas cosas, y demostrando qué es lo realmente importante para él en este momento

Toni Hernández | 01 ABR. 2022 | 00:05
José Luis Gayà

José Luis Gayà es un ejemplo para todo el entorno del Valencia. Carlos Soler también, pero del chino hablaremos más adelante, que esta vez le han sacudido por sólo leer un titular, porque alguno tiene el conocimiento justo para pasar el día. El de Pedreguer es lo que hemos soñado todos de pequeños. Queríamos jugar al fútbol, queríamos hacerlo en el Valencia, ser capitanes y ganar títulos con esa camiseta. Recuerdo así mi infancia, y la de muchos de mis amigos, en nuestra época, intentando conseguir la senyera de Ressy, que era lo que estaba de moda en aquel tiempo. Jose lo ha hecho realidad, y ganando un buen dinero, y además, siendo uno de los mejores del mundo en su puesto.

Entiendo su carácter competitivo y ambicioso, porque si no lo tuviera, es muy posible que se hubiera quedado en el camino, pero la persona, lo que no es futbolista, cuando alcanza la felicidad plena, es que no necesita más. O mejor dicho, sólo busca estar donde él quiere, para ver sonreír a todos los que son y sienten como él. El día del Athletic, en la vuelta de la semifinales de la Copa del Rey, todos fuimos Gayà. Forzó sabiendo que se podía romper en mil pedazos, pero era un partido clave de su Valencia, es el capitán del equipo, y debe dar ejemplo en todos los sentidos. Cayó, porque tenía que caer, y se ha perdido un mes de competición y estar con la selección, y encima con la competencia que hay en supuesto de cara al Mundial.

Pero el Valencia, su equipo, está por encima de cualquier otra cosa, y eso lo demuestra cada día. Intuyo que será el primero en renovar su contrato, algo que parece bastante avanzando por todo lo que estamos sabiendo en las últimas semanas, y para nadie será una sorpresa. Sólo deseo que todos los que se pongan la camiseta de mi equipo la sientan igual que él. Ya no digo que todos tengan su nivel, que ojalá, pero sí al menos que dignifiquen ese escudo cada vez que saltan a un campo de fútbol, y fuera de él.