El rompecabezas del centro del campo del Valencia

Aunque nos falta lo que todos sabemos, hay distintas alternativas que se pueden poner en liza, en función de muchas variantes

Toni Hernández | 12 MAR. 2022 | 00:04
Carlos Soler

El centro del campo del Valencia es un rompecabezas, aunque alguno no alcance a creerlo. Y es que escasez de efectivos, o al menos que nos falte ese famoso 6 que no ha llegado ni en verano ni en invierno, hace que cada partido sea como una especia de aventura… para los analistas y los equipos contrarios, no para Bordalás, que seguro que lo tiene todo muy claro en el primer día de trabajo de la semana. Por los futbolistas que tenemos, y por lo visto también durante este curso, el doble medio centro es algo que se suele dar bastante, aunque es cierto que sin uno defensivo todo cuesta más. Hugo Guillamón era quien ejercía ese rol, pero desde la operación de nariz apenas si ha podido estar en ese sitio por unas cosas o por otras. 

El tiburón parece fijo, a pleno rendimiento, y las dudas vienen respecto a todo lo demás. Podemos jugar con dos, él y Soler, aunque ahí la banda derecha queda coja y el chino encorsetado. También se le puede combinar con Ilaix, que no es un 6 ni es posiciones, pero está demostrando una capacidad táctica de sacrificio más que notable. Quizá por sus características nos pueda hacer mucho más papel en segundas partes, aunque para eso tiene que haber un crecimiento más que notable de Uros Racic, que podría dotar a esa parte del campo de una versatilidad gigante, pero debe aportar la calidad que tiene… unida de regularidad, sacrificio y estar con todos los sentidos puestos en lo que tiene que ponerlos.

Podemos jugar con 3 por dentro, que con lo que tiene este equipo parece lo más indicado, aunque eso significaría cambiar alguna cosa, especialmente en ataque, porque es obvio que en las bandas no se puede renunciar a atacar. Hay muchas alternativas, que depende de lo que pase en la defensa y de las bandas, pero desde luego, hay opciones para jugar y para jugar bien. Esto es lo más importante que ha conseguido Bordalás, rebelarse contra la adversidad y convertir, en la medida de lo posible, los problemas en oportunidades.