Valorar a Juan Roig como un activo de Valencia que no tiene precio
No sé si valoramos de verdad lo que hace, donde lo hace y cómo lo hace, más allá de seguir pensando en lo que pudo ser y no fue, ni creo que será
Juan Roig no comprará nunca el Valencia, y la razón es muy lógica: si vemos cómo tratamos aquí al que manda cuando las cosas no van bien, y no miro a Peter Lim sino que más bien me acuerdo de la vergonzosa pitada a Jaume Ortí hace casi 20 años, resulta poco menos que imposible. Hablamos de uno de los dos empresarios más importantes de este país, y uno de los más grandes del mundo, pero su futuro nunca estará ligado al Valencia.
El pasado sábado tuve la oportunidad de hablar con él, junto a otros buenos amigos. Hacía tiempo que no nos veíamos, pero la charla fue extraordinaria. De fallas, de maratones y de dietas, no se vaya nadie a pensar. Pero en ese rato, y aunque sentí la tentación de sacarle el tema pero no lo hice, no paraba de darle vueltas a mi cabeza al hecho de con él al mando, el Valencia sería una cosa muy distinta, y mucho mejor.
Y todos sabemos que le encanta el fútbol, y que este club es algo especial para él y para su familia, pero cuando uno está al cargo de casi 100.000 trabajadores, tiene que pensar muchas cosas, y debe hacerlo en perspectiva. La pregunta, de todos modos, deberíamos hacérnosla nosotros mismos, y es también sencilla: ¿qué es lo que no hacemos bien para que nos pasen este tipo de cosas? No digo que tengamos que cambiar nada, sólo que quizá sería bueno reflexionar.