Lo mejor y lo peor del Valencia de Bordalás en los 15 primeros partidos de liga

Ya se han jugado un número suficiente de partidos como para poder hacer un análisis real del nuevo Valencia, el equipo aprueba pero con muchas dudas

Jose Hernández | 01 DIC. 2021 | 11:58
Gol de Marcos André

15 partidos son más que suficientes para hacernos una idea de lo que es el Valencia de Bordalás y las expectativas y obligaciones que deben generarse. Analizamos lo mejor y lo peor

Se ha recobrado la implicación de la plantilla

La dejadez de anteriores temporadas ha quedado atrás. Exceptuando algunos momentos en los que el equipo ha tenido desconexiones no se puede hablar de falta de implicación. La prueba está en que nunca se han dado los partidos por perdidos y a pesar de que la plantilla es corta trabaja cada día para mejorar. Un punto para el optimismo.

Incapaces de ganar a los mejores

Sin ganar a los equipos punteros de la tabla será difícil estar arriba, el equipo no lo merece. Las palabras de Bordalás fueron duras pero muy realistas. A duras penas se han rescatado algunos puntos pero el Valencia fue inferior en la mayoría de estos encuentros.

Sorpresas agradables

Aquí debemos incluir a Hugo Guillamón, la aparición cada vez más importante de Hélder Costa y también el buen de rendimiento de Foulquier. Ha sido uno de los mejores fichajes ya que muy pocos esperaban que pudiera adaptarse tan rápido al equipo.

Hay que pedirles más 

Los pesos pesados tienen que dar mucho más al Valencia. Guedes tuvo buenos momentos de desequilibrio pero en las últimas semanas ha descendido el rendimiento. Por lo que respecta a Soler también tiene que ser un jugador más participativo en la creación de juego porque a veces el Valencia es un desierto en campo contrario. Paulista tampoco está completando un buen inicio de temporada.

Manual de estilo

Se empezó viendo a un Valencia que presionaba muy arriba y era efectivo, mientras que ahora se aprecia un estilo que se acerca a todo lo contrario. Lo peor de este equipo es que no encuentra el equilibrio y en la segunda vuelta está obligado a ser un conjunto reconocible.