La asistencia del aficionado valencianista a Mestalla

Mestalla ya puede acoger el 100% de su aforo desde hace algunos partidos. El primero fue el que enfrentó al Valencia con el Mallorca, un sábado de finales de septiembre a las 14 horas, hubo algo menos de 30.000 espectadores. Se puso el grito en el cielo, y se empezó a hablar de desafección, de que la gente ya no quiere ir al campo, que Meriton se ha cargado el sentimiento… El día del Villarreal, a las 18h30, y en medio de un puente que ha batido todos los récords de desplazamiento desde antes de la pandemia, la entrada fue muy superior. Y de eso ya no se ha hablado para nada en absoluto.

No estamos a los niveles de antes de marzo de 2020, ni nosotros ni nadie, pero está claro que no podemos hablar de algunas cosas con esa despreocupación, ni podemos aprovechar la mínima para ir con nuestros del mal de Peter Lim. El máximo accionista ha llevado a cabo una nefasta gestión, dejando a un indigno presidente al frente durante una cantidad de años vergonzosa, pero eso no tiene nada que ver con el valencianismo. Absolutamente nada porque no tienen nada que ver, aunque tengan que ir de la mano por una especie de condena societaria. Este domingo, a las 16h15, viene el Atlético de Madrid. Un buen día a una buena hora, con (casi) todo el mundo sin acudir a sus segundas residencias, sin fiestas por en medio… No tengo ni idea de la entrada que tendrá el viejo coliseo valencianista, pero mucho me equivocaría si no fuera superior a la del Villarreal.

Hablaremos de los rivales, que si abren más o menos, aunque el valencianista va a ver a su equipo, no al rival… Si hay más de 40.000 espectadores, que puede ser, entonces la desafección y todo lo demás pasará al fondo del cajón, porque el argumento ya no servirá para continuar con el relato, aunque la gestión de Meriton siga siendo igual de nefasta. Se nos olvida separar, diferenciar, pero el valencianista lo tiene muy claro en todos los sentidos, por más que todos queramos arrimar el ascua a nuestra sardina. Ojalá el campo lleno hasta la bandera, ojalá le lleguen los gritos de desaprobación a Lim, y sobre todo, ojalá le volvamos a ganar un partido al Atlético de Madrid, que ya va siendo hora.