El brazalete de capitán del Valencia: un tema muy importante

El brazalete de capitán del Valencia es un asunto muy serio, porque es mucho más que un trozo de tela, infinitamente más que hacerse la foto con el árbitro antes de un partido, insultantemente más que portarlo porque se hacen una serie de cambios y te toca por antigüedad. Por definición no me gusta eso de "odio eterno al fútbol moderno", porque este juego lleva cambiando desde que nació, y no lo entiendo como un pensamiento razonable. Pero es que el asunto del capitán de mi equipo es algo que me saca de quicio desde hace muchos años.

La moda de que haya un 25% de la plantilla que sea capitán ya no me gusta. Demasiada gente, es mi opinión. La elección, bien es verdad, puede ser positiva para aglutinar a un vestuario, que dentro de un gran grupo son muchos subgrupos, en ocasiones hasta de un solo jugador. Esto funciona así y no hay forma de cambiarlo. Pero cuando se porta el brazalete en un partido, oficial o amistoso, en ese simple gesto, hay mucha mística acumulada durante más de 100 años, y no es admisible que sea cualquiera el que lo lleve.

Hay quien se echaba las manos a la cabeza porque jugadores que consideran "flojos" se han puesto el brazalete esta pretemporada. Y en eso no estaba de acuerdo, porque el nivel no tiene nada que ver con esto. Es el compromiso, el respeto al club, la implicación, el arraigo, las ganas de vivirlo, de sentirlo, de honrarlo... Hemos visto grandes estrellas que lo llevaban y luego han escupido en él, y tipos honrados que se dejaban el alma porque no les daba para más. Siempre me quedaré con los segundos. Ser capitán del Valencia, aunque sean 10 minutos, es un privilegio. Y quien lo disfruta debe entenderlo. O no llevar esa prenda sagrada.