Ilusionarme con el Valencia, mande quien mande: el día que no lo haga, se acabó

Voy a cumplir 47 años, y desde que tengo uso de razón, ese energía se renueva cada año, y me importa un carajo quién esté al mando

Toni Hernández | 29 MAY. 2021 | 09:00
Mestalla

Desde que tengo uso de razón, y voy a cumplir 47 años en una semana, cada año después de una temporada, buena o mala, por no sé muy bien qué extraña razón regenero toda la ilusión y las ganas posibles por el Valencia. Simplemente me pasa, no puedo evitarlo, no quiero evitarlo, y entiendo que el día que eso no me ocurra, y algo me dice que falta menos que más, ese día dejará de estar pendiente de todo para siempre, y mi equipo, e igual también el fútbol, no son una prioridad en mi vida.

Este año me ha pasado igual, y eso que me he prometido a mí mismo darme mucha más distancia con las cosas que pasan en el club, porque el año pasado fue de sufrimiento excesivo, mi hija me miraba no entendiendo nada, y más de un partido mi mujer me tuvo que dar un abrazo porque me estaban consumiendo los nervios. Esto, o lo vivo así o no lo vivo, aunque quiero un poco más de calma, porque creo que a todos nos hace falta. Pero la ilusión la he vuelto a regenerar, sigue al máximo, lista para salir como un estallido.

Y esa ilusión no me la da ni me la quita un presidente, un dueño, un entrenador o un puñado de jugadores. A mí, la ilusión me la recarga mi equipo, mi club, mi escudo, mi camiseta. Hace unos días tuve la gran suerte de volver a jugar un partido en Mestalla. Volvía después de 15 meses, como casi todos. Pensé muchas cosas las dos horas que estuve por allí. Recordé muchos momentos. Me generé la ilusión por ser del Valencia. Como cada año. Y me importa, como siempre, una mierda quién esté al mando, en el banquillo o jugando. Es el Valencia. Mi Valencia.