La Junta General Ordinaria de Accionistas del Valencia: un día clave para este club

La Junta General de Accionistas del Valencia es el sitio donde más horas absurdas de mi vida he perdido desde hace 25 años. Al menos hasta ahora. Cuando no había redes sociales, y a las órdenes de mi querido Julio Insa, hacíamos las ya míticas sesiones que se producián en la Fuente de San Luis, con más de mil asistentes, todos ellos muy activos, y en las que parecía por momentos que estábamos en Mestalla en partido grande.

La de hoy no tiene nada que ver con aquellas, porque pase lo que pase, Meriton pasará el rodillo y aprobará todo lo que tenga que aprobar. Pero sí que hay algo especial en la Junta que se tiene que celebrar hoy. La crítica a los actuales gestores debe ser contundente pero seria, y el mensaje que se mande muy claro, porque si nos pasamos unas horas lanzando insultos, no habremos hecho nada. Una oposición, o fiscalización, es básico en cualquier orden de la vida. Tus padres te miran las notas cuando eres un niño, porque si no lo hicieran, es posible que pasaras de todo, con lo que eso supondría a la larga.

Que Peter Lim tenga alguien que de verdad le marque encima, que sea capaz de hacerle sentir una presión real societaria, que le obligue a dar explicaciones más allá de entrevistas absurdas de Anil Murthy, es básico para el Valencia. Me van a perdonar los que esperan que diga eso de “tirar a Lim”, porque siendo lo más “fácil”, es lo único que veo que no se mueve. Si queremos que no esté, toca comprarle. Y para eso hace falta mucho dinero, que nadie, de aquí, parece estar dispuesto a poner. Y si me equivoco, estaré encantado de rectificar.