Reflexiones sobre el Éibar - Valencia

Nuestro compañero periodista Eduardo Solivares nos trae un análisis perfecto de lo que el encuentro del lunes pasado en Ipurúa

Toni Hernández | 10 DIC. 2020 | 08:30
Carlos Soler

Reflexiones tras el Éibar - Valencia. El partido estuvo distribuido entre 75 minutos de tedio e inoperancia cara al gol de ambos equipos y 15 minutos de culo apretado para todos los valencianistas. Muy pocos méritos para conseguir los 3 puntos y demasiado trabajo para rascar uno. Hasta el tramo final cada equipo jugó sus bazas, las mismas que les mantienen en la zona medio-baja a estas alturas. El Éibar, arreones escorados a la izquierda donde Wass sufrió mucho. El VCF, poco riesgo y latigazos de Racic y Guedes. Un 0-0 de libro.

El VCF juega mucho mejor los tramos finales por debajo en el marcador que cuando tiene que defender una renta mínima (un gol o un puntito). Las piernas empiezan a temblar, los errores se acumulan y el rival se crece. Pasó también en Anoeta y con el Getafe. Preocupante. Wass. Sufrió lo indecible en los recortes de Bryan Gil. Viendo que Soler veía volar los balones por encima, tal vez habría sido positivo sacar a Correia por un desacertado Yunus, meter al danés en el centro y a Soler en la derecha. Digo yo por probar algo diferente.

Soler. Me preocupa que lleve varios partidos entrando muy poco en juego. Primero, porque no aprovechamos su labor ofensiva-defensiva en banda. Y segundo, porque si no se engancha en la organización, la plantilla tiene un agujero negro ahí que hay que rellenar con urgencia. Si fuera director deportivo de un equipo serio y tuviera un chaval técnicamente bien dotado, lo cedería inmediatamente al Éibar de Mendilíbar. No tiene problemas en poner a su servicio el músculo de los otros 10. Y el chaval brilla. Como Silva. Como lo hubiera hecho Kangin.

Gameiro. Me entran las mismas dudas que en los peores momentos de Rodrigo Moreno. El chico lo intenta, se desmarca, encuentra los huecos pero es un delantero y tiene un sueldo alto. Y de esas ocasiones hay que meter alguna. Es como si un portero se coloca bien pero no para... A la fuerza, hemos tenido que aceptar que la plantilla tiene sus carencias y que hay jugadores bastante limitados por su calidad o su juventud. Pero hay que evitar riesgos. Errores infantiles de Mangala, Jason, Lato o Yunus fueron las mejores bazas de los armeros. Cuidado.

Las faltas con amagos son un buen arma táctica. Pero su secreto es la sorpresa. Ejecutarlas cuando el rival piensa que vas a hacer otra cosa. Como los córners en corto. Cuando repites una y otra vez la misma jugada, los rivales están sobre aviso. Y no tienen repercusión. Jugar los lunes es como entrar a comer en un restaurante a las 15.30. Posiblemente aún te sirvan un plato, pero te sientes fuera de lugar. Los comensales de postín ya han acabado y tú estás ahí mientras los camareros apenas te hacen caso y ya se está recogiendo la cocina.

Dos apuntes alejados del partido. Lo peor que ha hecho Meriton (y mira que ha hecho cosas mal) es silenciar a los dueños (minoritarios) del club. ¿Qué cuesta entender a las peñas, recibir a colectivos organizados o escuchar a los accionistas en la Junta? Es gratis, hombre. Guillamón. Vale que los medios lo han amplificado y que la ley se aplica en según que casos, pero en un fútbol tan profesionalizado, el propio Hugo tenía que saber que tenía 4 tarjetas y haber forzado la quinta sin tanto teatrillo con Gracia de por medio.