La Copa del Rey de la habitación 347

Se cumple año del título que jamás pensé vivir de esa forma, de los que la final te deja una huella especial en el recuerdo

Toni Hernández | 25 MAY. 2020 | 08:00
Copa del Rey

La Copa del Rey de la habitación 347. Hoy se cumple un año del título de Sevilla. Desde que fui al Bernabéu en 1995, dos veces, no me había perdido una final del Valencia. Estando en el campo o narrándolo por la radio. Madrid 95, Sevilla 99, París 2000, Milán 2001, Goteborg 2004, Mónaco 2004, Madrid 2008… además de las Ligas y las Supercopas de España. Un privilegio de una generación como la mía, tanto de valencianistas como de periodistas que seguimos la información del equipo.

Todo iba bien para ir a Sevilla. De nuevo como contador de cosas, con mi acreditación lista y con mis amigos de camino. Hacía muchos años, demasiados, y para algunos incluso era la primera vez. De hecho, hasta para los “veteranos” siempre es como la primera vez. Porque las emociones no se pueden domar ni controlar. Pero esta vez el destino tenía otro papel para servidor. Esta vez me tocó estar en la habitación 347 de un hospital. Fue una sensación que no había experimentado jamás.

Nunca había estado alejado de una final del Valencia, nunca la había seguido desde tanta distancia. Incluso pensaba que sería menos intenso, más relativo todo en cuanto a la forma de vivirlo. Pero no, me equivoqué. Cuando esto se tiene dentro, da igual dónde estés, da igual qué hagas. Los nervios, la ansiedad, la angustia, la alegría, el desplome de fuerzas una vez conseguido el título… eran las mismas sensaciones de siempre, las de toda la vida. Y es que ser incondicional del Valencia, o de cualquier equipo, tiene eso, que lo eres sin poner condiciones.