La última vez que los mayores lloramos en Mestalla

El día que Mestalla lloró por última vez, de verdad, en un partido del Valencia. 24 de marzo de 2019, domingo por la tarde. Ese día llevé por mi primera vez a mi hija al estadio. Fui con mi mujer y con mi sobrina mayor, futbolera también. Desde que salí de casa, con mi senyera puesta, estaba nervioso. Era la emoción de las grandes tardes, de los grandes partidos, pero había algo distinto. Mucho. Ese día era cuando una generación le legaba el relevo a otra, cuando unos valencianistas, los de mi edad, rendíamos culto a todos los que nos hicieron de este equipo y les decíamos a nuestros hijos que esto se siente así, de esta manera. Hacía mucho tiempo que no lloraba, ni en un campo ni en ninguna parte, y creo que me costará de nuevo.

En un trabajo espectacular que lideró Fernando Giner, pudimos aplaudir a todos aquellos que nos han hecho felices, y nos ha dado noches sin dormir, a lo largo de toda nuestra vida. Es posible que olvide mil partidos dentro de 20 años, pero jamás esos momentos, esas emociones, ese ver a mis ídolos de niño, hoy en día algunos amigos, de nuevo pisar Mestalla. Y junto a mi familia. Hablaba hace unas semanas con Rafa Lahuerta de lo caprichoso de las fechas. Mi padre falleció un 18 de marzo, el día del cumpleaños del club. Y el suyo un 24 del mismo mes, justo el día del partido. Los valencianistas estamos conectados con nuestro equipo de maneras que ni sospechamos. Y algunos sentimos un inmenso orgullo por ello.