Sigamos pegando palos al Valencia, a su entrenador, a sus jugadores...

Estamos trasladando la presión a la propiedad hasta el césped, y esta gente será mejor o peor, pero tiene casta, orgullo y muchos bemoles

Toni Hernández | 03 NOV. 2019 | 09:00
El Valencia celebrando un gol

Sigamos dando palos a la plantilla del Valencia, a algunos jugadores de forma individual, siempre más a los “débiles”, porque la valentía no es un valor que abunde, y a Celades, que será todo lo novato que queramos, pero tiene las ideas muy claras de lo que quiere aunque no eche espuma por la boca cuando hable. Este equipo está tocado por muchas cosas, por muchas, y no sólo por la marcha de Marcelino, no seamos ignorantes ni simples a la hora de los análisis, y no voy a entrar en debates de fútbol ficción. Aquí el que está es Albert Celades, los que están son los jugadores que conforman el plantel, y todo lo demás está de sobra, muy de sobra, aunque el amiguismo nos pierda como si fuéramos colegiales adolescentes. La primera parte del Espanyol fue horrible, sin duda, pero quemar la hoguera, o tener las antorchas listas siempre, es agotador.

Esta plantilla tiene coraje, tiene casta y tiene orgullo, no se está dejándose llevar y ni mucho menos ha bajado los brazos. ¿Que tiene que mejorar? Por supuesto, el entrenador es el primero que lo admite, porque cada rueda de prensa es lógica y se ajusta a lo que vemos en cada partido. Pero el linchamiento o amago del mismo que estamos viviendo, porque eso ayudaría a la labor de atizar al dueño, nos está haciendo perder el norte. Y eso se nota en cosas básicas, como por ejemplo que tenga que haber periodistas que se justifiquen cuando tienen que decir algo bueno del equipo. No, por favor, eso no. Seamos ecuánimes siempre, no llevemos conflictos a terrenos que no tocan, y ayudemos todos a conseguir el objetivo.