Las razones de la crisis más surrealista de la historia del Valencia

Demasiadas cosas, ninguna vertebral y todas muy mundanas, y sobre todo el riesgo de cargarse algo que ha costado mucho construir entre todos

Toni Hernández | 27 AGO. 2019 | 08:00
Alemany y Lim

Las razones de la crisis más surrealista y absurda de la historia reciente del Valencia son muy mundanas, nada que sea vertebral para el futuro del proyecto, y sobre todo muy relacionadas con ese mundo miserable y maldito de los egos. En el vida y en el fútbol hay que saber manejar muy bien esta variable tan humana, porque es muy peligrosa, y nunca jamás se debe perder la perspectiva de dónde se está ni tirarle pulsos a la propiedad usando los medios de comunicación o la presión popular. Esas cosas nunca acaban bien, porque todos tenemos muertos en el armario por un lado, y porque como hemos dicho demasiadas veces este verano, “nadie mea colonia”.

Lim no toma siempre todas las decisiones correctas, a Mateu Alemany no lo fichó ni el Madrid ni el Barcelona y Marcelino nunca ha ganado la Champions League, pero han logrado armar un club fuerte y un equipo competitivo. Se ha mantenido un equilibrio basado siempre en una máxima inalterable: el dueño es el que nada siempre. Esa norma no se puede transgredir nunca, ni movilizar de forma paralela a las “fuerzas vivas”. Se está a tiempo al menos de terminar bien el año, que apenas si ha comenzado, y aunque el 1 de julio el panorama será muy distinto, no nos podemos destruir a nosotros mismos y por algo tan barato como el asqueroso ego.