La guerra de la Curva Nord con Mestalla: autodestrucción

Se ha tensado la cuerda hasta límites vergonzosos, y cuando el estadio dicta sentencia es que hay cosas que quedan muy claras para todos

Toni Hernández | 10 MAY. 2019 | 07:00
Valencianistas animando

El fin de la Curva Nord en Mestalla, la grada de animación del Valencia que tanto bueno ha hecho durante mucho tiempo pero que en los últimos tiempos sólo ha sido foco de problemas, guerras y follones, puede haber escrito ella misma su final en casa, en su propia casa. Todo lo que pasó contra el Arsenal, y ya antes contra el Eibar en Liga, no puede suceder en el estadio de un equipo que se está jugando la vida deportiva. Han dejado de animar porque no se les ha permitido tener privilegios respecto a las entradas de la final de Sevilla, “y como no nos necesitan para una final, tampoco para una semifinal”. La frase, textual, habla por sí sola y duele, duele mucho.

“Curva Canalla fuera de Mestalla” duele al alma, porque esa grada de animación ha sido el pulmón del estadio mucho tiempo, una de las mejores cosas que ha sucedido en ese campo en años, pero nadie puede ser ni creerse más que nadie, ni tensar la cuerda de ese modo, porque está condenado a perder. No sé de quién es la culpa, aunque entiendo que de todos un poco, que algo así debe tener muchos responsables, pero aquí el único que paga es el equipo, el Valencia en definitiva, y todo porque los egos de unos y otros. Una pena, pero ya no tiene solución.