Esos valencianistas de boquilla que tienen tanto que aprender de Jaume Ortí

Es un símbolo discreto, siempre está aunque no hace ruido, y debería ser ejemplo para muchos que sacan pecho por ser nefastos

Toni Hernández | 29 MAY. 2017 | 07:01

Resulta penoso e indignante ver a muchos dirigentes valencianistas ir a medios de amigos, que les deben muchos favores de muchos años, a sacar pecho por haber llevado al Valencia al pie de la bancarrota, al borde de la disquisición societataria. Resulta asqueroso e insultante ver cómo defienden una gestión que no tiene por dónde cogerse, que sí, que llevó al club a ganar títulos, que luego ni supieron administrar ni desde el punto de vista social ni del económico, y terminó con el club de todos en manos extranjeras, porque era la única forma real de seguir con viva. Y en medio de toda fauna y flora, siempre emerge en silencio, desde la pausa, desde la discreción, un tipo que será siempre eterno, por muchas cosas, y no, no soy objetivo con él: Jaume Ortí.

El pasado sábado asistía a Mestalla al partido que el Valencia B de Curro Torres jugaba contra el Celta B buscando esas semi finales del playoffs de ascenso a Segunda A. Allí no había nadie de todos esos valencianistas que se dan golpes en el pecho diciendo lo buenos que eran ellos y lo malos que son todos los demás. Pero Jaume sí, como siempre, en segunda fila, pero estaba, porque como él siempre dice, “hay que estar, que todos tenemos una responsabilidad”. Será siempre mi presidente, como también lo será Paco Roig, ninguno más de los que he conocido personalmente en mi trayectoria profesional. Jaume ha sido, es y será, en cualquier circunstancia, en cualquier contexto, mandando quien mande.