Nadie está de acuerdo con los mensajes de Mateo Alemany sobre el futuro del Valencia: me gusta
El director general no se sale de una línea recta de trabajo que se ha impuesto en todo el club, con un rumbo fijo marcado por gente profesional
El discurso de Mateo Alemany, al menos en cuanto al nuevo entrenador del Valencia, no cala, no parece gustar a nadie, y ya no sé si es sólo por llevar la contraria o porque realmente pienso que es lo correcto, pero a mí me gusta. Y me gusta porque veo que hay un rumbo definido, y que lo se cede ante la presión social o antes las presuntas prisas de firmar corriendo un nuevo técnico. Yo tampoco lo tendría firmado hoy, aunque si visto, y desde luego, el discurso que emplearía sería el mismo por muchos palos que eso me pudiera ocasiones, y más siendo nuevo y estando en esos 100 días de gracia que se supone que tenemos todos. Creo que no sólo me gusta por llevar la contraria, empiezo a tenerlo claro.
Porque hay que valorar que el club funcione a bloque en la misma dirección, algo que casi se da por hecho pero que ha estado muy lejos de ser así en los últimos tiempos. Aquí hay alguien que manda y ejecuta el mando, y tiene el respaldo de los que más mandan, que es básico para poder mandar como Dios manda. Es un juego de palabras, de redundancias, pero también de evidencias. Este Valencia, que tengo más que claro que es algo que molesta a más de uno, empieza a tener una cara nueva, y yo entiendo que buena, aunque por supuesto queda mucho como afirmar rotundamente que todo va a ir a mejor. Pero tampoco olvidemos algo, y es que hoy sólo va a ser 6 de abril, por mucho que queramos correr las hojas del calendario.