Los fichajes en el Valencia, la guerra permanente de toda la vida, y una tregua por Nochebuena

El Valencia y los fichajes que va a cerrar en el mercado de invierno, la guerra entre Cesare Prandelli y Jesús García Pitarch, las disputas entre Layhoon Chan y cierto sector del valencianismo, que los mayores de 30 puedan animar en la grada que quieran, que el club no salga más en sucesos que en deportes, que Peter Lim venda o no venda o haga discurso de Nochebuena tipo el Rey Felipe VI o no lo haga, que haya muros o deje de haberlos en Paterna, que la camiseta tenga el famoso esponsor o siga blanca, que la Champions League esté más o menos difícil a 17 puntos de distancia... todo eso es el pan nuestro de cada día, un atracón sin medida comparable a lo que viene en estas fechas, y si añadimos dulces del perfil Zorío y compañía, la mala digestión es lo normal, el mal cuerpo lo que toca, y olvidar que el Valencia es una forma de vida para disfrutarla y no padecerla siempre es todo uno.

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Sigo siendo un crío, un niño pequeño, y sí, me encanta la Navidad, y el espíritu navideño, y disfruto engañándome y pensando que esto puede ser así todo el año, porque al final, el buen o mal rollo depende de las personas, no del mundo. El Valencia merece más, mucho más, de parte de todos nosotros, empezando por el propio club y terminando por el último de los sentimos este club. Que sea Nochebuena sólo es una excusa, mala como diría mi amigo Manolo Montalt, pero al fin y al cabo excusa. He conocido otros tiempos de peor situacion y más unión, con lo que tengo claro que no hablo de alfo imposible.