Sevilla-Valencia: una década de rivalidad

Hace doce años el Valencia tocaba el cielo en Sevilla y se proclamaba campeón de liga en medio de los aplausos de las afición sevillista, los hinchas del club hispalense reconocieron la superioridad del conjunto de Rafael Benítez y rindieron honores al campeón. Desde entonces, el Valencia no ha conseguido ganar en el Sánchez Pizjuán y en los últimos años ha nacido una rivalidad entre las dos aficiones, pocos podían pensarlo hace una década.

Escándalos arbitrales, recibimientos y cánticos hostiles o el doloroso gol de M´Bia que clasificó al Sevilla para la final de la Europa League en 2014, han provocado que los Sevilla-Valencia estén cargados de altas dosis de morbo. En el fondo de esta rivalidad subyace un factor fundamental, ya que en la última década el club hispalense ha superado al Valencia en cuanto a trofeos conquistados. La diferencia de títulos no se ha traducido en una superioridad manifiesta de los sevillistas ya que a nivel de puntos los andaluces no están por encima de los de Mestalla en los últimos años Pero no cabe duda que los triunfos en competiciones nacionales y europeas han provocado que el Sevilla tenga más visibilidad que los valencianos, y por supuesto, el nivel actual de los dos equipos está a años luz de distancia.

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El Valencia no ha sido bien tratado por los árbitros en los últimos duelos. Las dos aficiones se han dirigido insultos muy graves en los últimos encuentros e incluso el "pique" ha llegado a la prensa de las dos ciudades. Si a todo ello unimos la presencia durante algunos años de Unai Emery (con celebración exagerada en la banda de Mestalla), o el trasbase de jugadores que rindieron mejor en el Sánchez Pizjuán que en la ciudad del Túria, queda claro que los dos clubes tienen cuentas pendientes. Sevilla y Valencia mantienen una de las rivalidades más calientes de la liga actual, pero es hora de dejar al margen el pasado y el componente extradeportivo. El Valencia de Prandelli necesita sumar para enderezar el rumbo, en el Sánchez Pizjuán tiene una gran oportunidad para cambiar la dinámica.