El Valencia como sentimiento y el fútbol como trabajo

Una conciliación casi imposible, porque este deporte saca lo mejor y lo peor de todos, y lo que para muchos es pasión, para otros es además un medio de vida

Toni Hernández | 06 NOV. 2016 | 10:07

Voy a contar un secreto que igual nadie sabe, alguien que viva en otro planeta o que no me conozco, claro, y es que mi equipo, del que soy seguidor, socio, accionista y al que he tenido la inmensa suerte de seguir por toda España y toda Europa ganando a los mejores y conquistando torneos, es el Valencia. Vaya sorpresa se deben haber llevado algunos, seguro. Esa pasión, que me inculcó mi padre que en paz descanse, no va a morir nunca, aunque durante años, mi vida profesional, el pan de mi familia, ha estado ligado al fútbol de otra manera, y en esas, cada año, he tenido que enfrentarme al Mestalla, que siempre es para mi el partido más especial del año. Conciliar que el fútbol es una pasión con que sea tu forma de ganarte la vida, y que el resto del mundo lo entienda, es una labora imposible, lo tengo claro, pero exponerlo de forma pública me ha parecido interesante por muchas cosas. Por respeto a mi padre y también por respeto al club por el que trabajo y me dejo la piel, el CE Sabadell.

Los profesionales de esto, los que dependemos del fútbol para vivir, tenemos muchos sentimientos pasionales encontrados, porque por un lado está la herencia emocional de nuestros padres y abuelos, y por otro nuestro trabajo, y ante todo nos debemos a eso, faltaría más. Cuando nos enfrentamos a nuestro equipo del alma es especial, que duda cabe, pero tu obligación es salir a ganar, como toca. Y cuando lo haces te alegras porque es el fruto de tu trabajo, aunque cuando llegas a casa y te enfrías, sientes cosas que sólo tu puedes entender. Ayer me tocaba jugar contra el Valencia, y fue un partido espectacular, precioso, intenso. Jugué contra muchos amigos, grandes amigos. Mi trabajo era ganar, y empatamos. Hoy, a las 16h15, a ganar en Vigo, a celebrar los goles del Valencia y Dios quiera que su victoria. Pocos entenderán lo que cuento, pero estoy seguro que los profesionales que tuvieron que irse fuera de casa sabrán de lo que hablo.