Entre la vergüenza, el asco y la mentira más absoluta en este mundo maravilloso llamado fútbol

Somos un país de pandereta, bipolares hasta decir basta, y ambos bandos tratan de hacernos creer a todos los demás que somos idiotas

Toni Hernández | 27 OCT. 2016 | 00:02

Cuando uno ve llorar al Real Madrid y al Barcelona por los arbitrajes, cuando les escucha hablar de persecuciones, de campañas, de villaratos, de manías, de campañas en contra, lo mínimo que puede sentir cualquiera que no sea de ninguno de estos dos equipos, que aunque alguno no lo crea hay gente en este país, es asco, vergüenza ajena y mucha impotencia, porque te queda claro que los demás no pintamos nada, que somos comparsas y que el mundo gira en torno a estos dos. Contra los clubes no tengo nada que decir, a fin de cuentas defienden lo suyo, y es lícito, aunque cuando traspasan la barrera de la defensa y atacan a terceros, como ha hecho Jordi Mestre, directivo del Barça, con el Valencia, pierden esa parte atenuante. Lo peor son los medios de comunicación, dentro de esta moda de hacer show del malo con el fútbol, ya que se llega a límites vomitivos, pero que encima, y esto casi peor, dan audiencias que los soporta en la parrilla de cada medio en el caso de la televisión, o en radio o en prensa escrita/digital.

La prensa de Barcelona armando un taco llamando víctimas a unos jugadores que son muy buenos, los mejores, pero que tienen un comportamiento muchas veces impropio, y lo de Mestalla sólo es un capítulo más. Esta vez toca darle al Barcelona, que la prensa de Madrid haga sangre con lo ocurrido en Mestalla (el rédito que le están sacando a que un menor tire una botella medio vacía y no le ocurra nada a nadie es glorioso), pero mañana será al revés y los demás seremos menos espectadores del circo. Y al final, lo importante queda en el tintero, y es que hubo un árbitro que con sus decisiones condicionó el partido a favor de un equipo y en contra de otro, y de eso ya nadie habla porque no interesa. No interesa ni a la prensa de Madrid, que tienen claro que en breve les tocará a ellos. Así es muy complicado enganchar a los niños, que se hagan de otros equipos que no sean estos, y quizá es lo que todo el mundo busca, pero ya adelanto que la resistencia será grande. Desde Primera hasta el último equipo de barrio que haya.