El margen de Pako Ayestarán en el Valencia y el parón de la Liga

Se habla de confianza hasta que la Liga vuelva a parar, 4 partidos y algunos ante rivales complicados, pero o se empieza a sumar ya o el ambiente será irrespirable

Toni Hernández | 14 SEPT. 2016 | 11:37

Pako Ayestarán lleva 11 partidos al frente del Valencia, con 3 victorias, 1 empate y 7 derrotas, su equipo ha marcado 17 goles y ha encajado 20, y de los 33 puntos en juego, apenas ha sumado 10, algo que ya le empiece a posicionar entre los peores entrenadores de la historia del club, ya que con las estadísticas que se sacaron el año pasado por el tema Gary Neville, todos esos datos están frescos. El rumor que corre por la ciudad es que el club de Peter Lim le da de margen hasta el parón de selecciones de octubre, algo que ocurrirá dentro de 4 partidos, Athletic en San Mamés, Alavés en Mestalla, Leganés en Butarque y Atlético de Madrid de nuevo en casa. ¿Fáciles, difíciles? No, sólo los que hay, los que vienen antes de ese parón. Aunque personalmente eso de hacer cábalas a tan largo no me gusta, y prefiero pensar sólo en el siguiente partido, que además va a ser durísimo, y del que no se puede venir de vacío.

Porque el mensaje es que hay margen de confianza hasta el parón, bien, vale, pero una cosa, ¿cuantos puntos debe sumar como mínimo el Valencia para que la confianza siga siendo la misma. Si Pako sigue en sus números, un 30,3 de puntos conseguidos, sumaría 3,6 en estos cuatro partidos, vamos, ganar uno y empatar otro, es decir, 4. ¿El Valencia con 4 puntos en 7 jornadas, que seguiría en descenso, le seguiría dando confianza? Y luego el orden de esos 4 puntos, porque si se pierde en Bilbao, algo que ha pasado en las dos últimas visitas (no se gana desde 2012), ¿cómo hacemos contra el Alavés en Mestalla? "Paciencia" dirán algunos, y seguro que tienen razón, y de hecho yo mismo pienso así, pero el problema es que la Liga de Pako empezó el año pasado, no este, y empezar mal era abrir una herida que no había quedado cerrada el año pasado. Ahora toca jugarte la vida en San Mamés, que no parece el mejor sitio, aunque eso da igual. Y lo peor es que todo esto era evitable.