La peor afición y los valenciólogos

La venta de Paco Alcácer ha sido la excusa perfecta para que vuelvan a salir a la palestra viejos tópicos y juicios sobre el Valencia y su afición

Jose Hernández | 30 AGO. 2016 | 17:42

En los últimos días se ha extendido por las redes sociales y muchos medios de comunicación el famoso tópico "La afición del Valencia es la peor que existe", algo que no sorprende si tenemos en cuenta la corriente de opinión creada alrededor de este tema en los últimos años. Con la venta de Paco Alcácer al Barça vuelve a salir a la palestra la cuña, aunque este caso también ha servido para retratar a algunos radicales que han visto en el traspaso una conspiración contra el Real Madrid.

"En Valencia no se deja trabajar a los entrenadores"," La afición es inconformista, exige demasiado" , "Mestalla no apoya a su equipo", "El único objetivo del Valencia es no vender jugadores al Real Madrid, incluso se deja sodomizar por el Barça y es su filial"," A Rafa Benítez no le aguantaban y a Unai Emery no le dejaron tiempo". Toda una colección de frases hechas que repetidas hasta la saciedad a modo de consigna terminan por convencer a un sector de los aficionados. Una mentira no se convierte en verdad por mucho que se insista en ella, pero en el caso del Valencia CF y su afición parece que la situación se ha desbordado.


La venta de Alcácer ha sido utilizada como excusa por parte de narcisistas con ansias de notoriedad, incluso un vídeo en el que se quemaba la camiseta del Valencia se ha convertido en viral en las últimas horas. En él se puede apreciar a un supuesto aficionado lanzando a las llamas la camiseta del equipo, pero seamos consecuentes. El personaje en cuestión no representa a nadie, ni siquiera podemos decir que sea una excepción ya que probablemente no sea ni simpatizante del Valencia.

Sin embargo, es la imagen perfecta para alimentar a ese monstruo creado por algunos: la maldad genética que parecen sufrir los aficionados del Valencia. Ningún hincha quemaría la camiseta de su equipo, y menos por la salida de un futbolista. Aunque es cierto que siempre se puede escapar algún necio, es incomprensible hacerlo por la venta de un jugador que no se encuentra ni entre los 25 mejores de la historia del club. Alcácer es un buen delantero y su salida ha escocido a la afición ya que se tiende a querer más a los jugadores de la casa, pero en términos futbolísticos no es ninguna tragedia insuperable.

El valencianismo padece numerosos problemas. La fractura interna y el debate social es un síntoma instalado en el ADN del club desde hace décadas, por ello sorprende que una de las frases más usadas desde ciertos círculos sea: "No saben hacer autocrítica". Sin duda, no conocen al Valencia ni a su afición, ya que la búsqueda de errores en la propia casa es uno de los signos de identidad de este club. Tanto es el juicio interno que a veces conduce a la autodestrucción, algo muy negativo obviamente. Pero quienes afirman que no existe autocrítica demuestran una absoluta ignorancia de lo que ocurre en el Valencia y en su entorno.

La exigencia de la afición del Valencia

La exigencia de Mestalla es otro de los puntos calientes de esta animadversión. El Valencia viene de quedar duodécimo en la liga, de temer por momentos un descenso a segunda, de ver como su equipo hacía el ridículo en algunos partidos como no había sucedido desde hace décadas. El Valencia llegó a estar herido de muerte por la desidia de los jugadores (incluidos los que han sido vendidos a precio de estrella) y una mala planificación. Con todo eso, la afición acudió al rescate en las últimas jornadas, llenó el estadio y llevó en volandas a un equipo que merecía muy poco. Pero como siempre, muchos volvieron a incidir en que la situación la había generado la gente que iba al estadio.

Los llamados valenciólogos (aquellos que analizan la actualidad del club con crudeza pese a no conocer la raíz del problema) volvieron a acordarse del Valencia cuando el ex técnico Unai Emery ganó la Europa League con el Sevilla, es tan absurdo como si se hubiera acusado a la afición del Real Madrid de algo cuando Vicente del Bosque llevó a la selección española a ganar la Copa del Mundo. Pero volviendo al Valencia. Tras un año nefasto, se esperaba que desde el club se tomaran decisiones ilusionantes, la primera de ellas contratar un entrenador que ofreciera seguridad. No ocurrió, y además la planificación de la nueva temporada ha tenido muchos errores ya que se están cerrando incorporaciones en las últimas horas del mercado. A ello unimos que los jugadores con más nombre han sido vendidos y que para colmo de males, el equipo es colista de la liga con dos jornadas disputadas. No diremos que la gente tiene derecho a quemar camisetas o cualquier otra cosa, pero al menos sí a protestar y quejarse ¿o también es una mala afición si lo hace?

En Valencia la exigencia es grande, como lo es en cualquier club importante. En ocasiones la vorágine de los acontecimientos hace que no se piense con cordura y se tomen decisiones precipitadas, pero eso ocurre en todos los equipos del mundo. Si hablamos de presión, no existe mejor ejemplo que el Real Madrid. La pasada temporada se quería crucificar a Rafa Benítez por empatar el primer partido de liga en Gijón, el mismo Zidane habría sido discutido de no haber ganado la tanda de penaltis de la final de la Champions ante el Atlético. El banquillo del Valencia es una trituradora de entrenadores, tal y como lo es el del Madrid, y desde luego, por el Santiago Bernabeu pasaron técnicos de mayor envergadura: Ancelotti, Mourinho o Pellegrini.

La afición del Valencia es ambiciosa, obvio, cuando se conoce la miel del triunfo es difícil asumir un descenso de rendimiento. La pasión hace que en ocasiones se aspire a objetivos irreales, pero esto repetimos, ocurre en todas las familias. Algunos deberían leer y escuchar las críticas a la selección española cuando ésta dejó de ganar. Hay que recordar que hasta 2010 no se jugó ninguna final en un mundial y en los años posteriores el ambiente se ha convertido en una bomba de relojería cuando se dejaron de conseguir copas. Es algo habitual en el fútbol, pero sería justo aplicar el mismo criterio para todos.

Los Hashtags o algún improperio aislado no deberían servir para calificar a todo un colectivo. Afortunadamente todavía existen periodistas y profesionales que no actúan de la misma forma que sus compañeros de gremio "valenciólogos", también aficionados de otros clubes que no se dejan arrastrar por el "cuñadismo" e intentan realizar un análisis más honesto e imparcial. El valencianismo es mucho más que cuatro tópicos mal entendidos, y al otro lado de todas esas críticas y burlas se esconden infinidad de sensibilidades y maneras de entender un club. La afición del Valencia tiene muchos aspectos que puede mejorar, también la prensa y por supuesto los gestores del club. Pero desde luego, ni es el peor equipo ni Mestalla tiene a los peores aficionados. Disfrutar de un partido en el estadio más antiguo de primera división e intentar comprender mejor los secretos y la idiosincrasia de una entidad como el Valencia puede ser la mejor medicina para aquellos que no piensan en fútbol y se dejan guiar por tópicos absurdos.