Ayestarán es mejor que Neville, tiene mucha más suerte, pero Lim y el Valencia necesitan otra cosa

Partido extraño en Getafe, con un resultado que no la vale a ninguno de los dos, y que al Valencia le hace prácticamente certificar el final de una temporada absurda

Toni Hernández | 24 ABR. 2016 | 20:13

El Valencia de Pako Ayestarán es un poco mejor que el de Neville, aunque tiene los mismos problemas en el césped, porque tiene a los mismos jugadores, el vasco puede ser bueno pero no es mago, y el inglés era malo, pero no idiota, y en Getafe se pudo ver un poco de todo eso, con Peter Lim de espectador de lujo, con una primera parte aceptable a ratos, con un equipo que con ventaja ante un manojo de nervios azulón, regala el partido con unos horrores defensivos impropios de un equipo de élite, y que cuando parecía que el 3-1 iba a llegar en cualquier momento, una jugada de un tipo de 30 kilos, Negredo, hizo que el capitán del Valencia, Paco Alcácer, sumara 4 goles en una semana, que no es hacer un Luis Suárez, pero es una buena noticia para el futuro.

No entendería que el debate sobre el banquillo continuara, porque si el destino de Ayestarán lo fijaban los resultados, estos sólo han servido para hacer el mínimo exigibles, es decir, salvar al equipo del mayor desastre de toda la historia superando el descenso del 86, y poco más. Por enésima y última vez digo que no tengo nada contra Pako, pero el Valencia necesita, precisa y tenía prevista para el año que viene otra cosa, y que alimentemos algo que no toca, y que presumiblemente no sea, no ayuda a nadie. Con todo el pescado vendido, es el momento de tomar las decisiones ya, de tenerlo todo claro ya, y de darle forma al Valencia 2016/2017 ya. No hay nada ni a nadie que esperar, y minuto que pasa, minuto que se pierde.

No hay que hacer dramas ni rasgarse las vestiduras, el año se ha terminado de forma oficial y no pasa nada, ya que podía haber sido mucho peor. El crimen sería no ponerse la pilas, que García Pitarch no tuviera ya claro el entrenador y los refuerzos de columna vertebral del año que viene, y por supuesto las bajas, donde Jorge Mendes será una pieza clave, porque habrá que tirar de él para colocar a ciertos jugadores que de otro modo no te los sacas ni de broma. El día no va de nombres propios, pero la venida arriba de ciertos medios con ciertos jugadores no tenía sentido, celebrar la ola era el populismo de saldo para contentar a la gente un rato, y ahora lo que toca es cerrar filas del club en torno al que manda, porque es el que manda Y NADIE SABE LO QUE PIENSA, y esperar que haya un gran equipo el año que viene, que lo habrá, pero hay que armarlo.