El periodismo deportivo español se puede ir por el retrete

Cuando a cualquier cosa que pueda venir bien a nuestros intereses, le damos bola sin contrastar, es que hemos perdido el norte y el oremus

Toni Hernández | 20 DIC. 2015 | 20:46

Un domingo por la tarde, encima de Elecciones Generales, el momento del fútbol cuando era uno niño, se juega un partido en Madrid, en el Bernabéu, y el Madrid lo gana 10-2 contra un Rayo que se tira una hora con 9, siendo el arbitraje extraño, allí pocas veces son normales, y con un entrenador, Paco Jémez, que es un caliente y le gusta venirse arriba verbalmente.

Empieza a correr por las redes sociales el discurso de Jémez, que al parece, ha arremetido como un animal contra Cristiano, contando algo que encima resulta verosímil conociendo al “bicho” que se ensaña con los pequeños pero contra los grandes se arruga.

Se monta un taco bestial, los medios, especialmente alguno catalán, se descojonan (perdón por la expresión, pero es que es la justa y adecuada), y lo propagan al nivel del enorme título que ha conseguido el Barça en Japón. Y, supongo, a alguien le da por preguntar, “oye, ¿lo ha dicho seguro?”. Y entonces, el Rayo, que bastante tiene con el chaparrón que le ha caído, manda un tuit.

Y tras eso, la vergüenza ajena, y el arrepentimiento del medio, que encima pone a parir al troll en lugar de hacer acto de contrición y pensar, “no será peor dar crédito a una frase que es dudosa, que criticar al que la pone para partirse de risa de nosotros…”. Al menos sería lo que yo me preguntaría.

Hace unos días, escribía sobre una encuesta del CIS que hablaba del nivel de credibilidad del periodismo, que estaba a la misma altura del de los políticos, es decir, a la cola, en lo más profundo del pensamiento de la sociedad. Eso no lo podemos consentir, aguantar, digerir, permitir.

El medio al que le haya sucedido es lo de menos, porque por desgracia, hoy te pasa a ti y mañana a mi, y no es una cuestión de reírse de quien comete el error, sino de ver, toda la profesión, que siguiendo ese camino nos estamos condenando, estamos siendo el hazmerreír de una España que necesita ser distinta.