Feghouli, recoge tus botas, y vete

Si cuando en 2010, quizá en uno de los momentos más convulsos de la historia reciente del Valencia, alguien nos hubiera dicho que la renovación de Sofiane Feghouli, un argelino con pasaporte francés que venía del Greboble, se convertiría en “cuestión de estado”, y que 5 años más tarde, el Inter de Milán sería su destino, como mínimo, hubiera costado creer. Mucho.

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Pero el fútbol es caprichoso, y tiene estas cosas. Un fubolista enorme, con una clase bestial, vertical, con gol, pero con una tendencia a perderse, a desaparecer, lo que coloquialmente se llama un “gosarro”, que es capaz de poner en pie a un estadio, y conseguir también que ese mismo estadio se acuerde de todo su árbol genealógico. Soy de los que gustan de jugadores menos brillantes pero más regulares, pero ya sabemos, que para eso, colores.

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Lo que si que debemos tener claro, aproximadamente, es lo que entendemos que vale, o no vale, un jugador. Y Feghouli, con todo el cariño del mundo, no vale 3 millones por temporada ni volviéndonos locos, ni mirándolo con los mejores ojos, ni pensando que pudiera ser uno de los 10 mejores jugadores del mundo, y con 27 camino ya de 28, no creo que se vaya a dar.

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Llegados a este punto, pensando que el mercado abre en unos días, ahora mismo la posición del Valencia debe cambiar, primando el club. Este chico debe salir de forma inmediata, al Inter o donde sea, pero a cambio de algo de dinero, y no estando en un sitio en el que, por su carácter, generará problemas antes o después.

Digo carácter porque futbolísticamente hace falta ahora mismo, y está dando lo que tiene con una fisura en el pie que hace que tenga el tamaño de una bota, con un dolor que no se aguanta, y que lógicamente, le merma en el campo, algo que tampoco ayuda a que se le mira con buenos ojos, y menos después de saber que lo tiene hecho con el Inter de Milán.

Su salida debe ser inmediata, no hay más. Por cuestiones deportivas y de lógica de club. El Valencia ha hecho un esfuerzo grande, quizá incluso más de lo que hubiera tocado, pero se confiaba en él. Si el jugador y su agente no lo valoran, perfecto. Pero antes va el escudo que un jugador que está de paso. Y en unas semanas, a peinar el mercado y traer a quien lo sustituya.