Junta General de Accionistas del Valencia CF, ¿alguien entiende todo lo que se dice?

Las Juntas son técnicas, numéricas, frías, alejan al aficionado, accionista y no accionista, y eso nunca es bueno cuando la fuerza de un club es el sentimiento

Toni Hernández | 11 DIC. 2015 | 10:35

Para quien no haya vivido in situ una Junta de Accionistas del Valencia, tanto ordinaria como extraordinaria, que igual da, sinceramente, no es algo que le recomiende servidor, que ha vivido y contado muchas, unas muy importantes, otras, simplemente, interminables, y algunas, lisa y llanamente, para preguntarte qué demonios haces ahí perdiendo horas valiosas de tu vida. Y en algunas épocas han sido muuuuuchas horas, no unas cuentas.

El problema de base, es que no hay base, no por incultura societaria, que tampoco nadie tiene la obligación de poseer, si no por los conceptos y procedimientos que se tratan en una Junta, que no Asamblea, que esta ha sido otra guerra durante años, son, como mínimo, delicados. Ejemplo:

¿Alguien sabe decirme, sin pestañear, qué quiere decir esto? No hablo para versados, faltaría más, ni incluso a periodistas, esos que deberíamos entender esto como si fuera el ABC, para poder explicarlo, y muchas veces vamos muy justitos, pero mucho, hasta el punto de provocar la sonrisa de vergüenza ajena en el experto, al que por cierto, recurrimos poco, y en general, suele ser más técnico que explícito.

Banalizando esto mismo al extremo, vamos, hacer un poco de demagogia que es otra cosa que a los periodistas se nos da bien, llega el abonado del Valencia número X, que además sea accionista por “sentiment”, y ante este texto, con toda la franqueza del mundo y pregunta, “vale, fenomenal, yo voto y todo, ¿pero a quién vamos a fichar que yo todavía estoy cabreado por el ridículo de la Champions?”.

Y luego llega este otro fragmento, que no es demasiado extenso, pero que nos lleva al mismo punto que el anterior: entonces, ¿vamos a tener 100 kilos para poder fichar? Sería muy conveniente, y esto es una pelea que llevé durante años con poco éxito, acercar la SAD al público, al aficionado, al valencianista que no entiende de leyes, no le toca, ni de ampliaciones de capital, ni de inversiones, ni de amortizaciones. No es su obligación, aunque es obvio que el club depende de estas cuestiones.

Antes hablaba de Asamblea y Junta. Durante años se habló de “Asambleas” de accionista, algo que es absurdo, y quizá allí esté parte del origen del problema. En una Asamblea, un hombre es un voto, y en una Junta, una acción es un voto. Creo que la diferencia es evidente, y quizá por ello, el valencianismo no ha sido consciente durante muchos años, y no tengo claro si ahora lo es plenamente, aunque más que nunca, que el club es de los accionistas mayoritarios. El hecho de que hoy en día sólo haya uno, “un amo”, facilita la labor, seguro.

Una Junta debería ser cercana, no fría y numérica, aunque esta sea su esencia. Y debería serlo porque al final, esto es un club de fútbol, no un banco. Y en el fútbol hay sentimientos, pasiones, y en un banco no. Quizá, sólo quizá, si todos fuéramos capaces de hacer todo más cercano sin convertirlo en chabacano, el valencianismo entendería con más nitidez que esas juntas del demonio se decide el futuro de su club.