La jodida y bendita Champions

Por lo que suele suceder en esto del fútbol, estas noches de Champions League son extremas, o muy buenas o muy malas para el Valencia

Toni Hernández | 24 NOV. 2015 | 10:36

La Champions League, esa competición que es más que fetiche, que son un montón de recuerdos, buenos y no tan buenos, y que contra todo pronóstico, quiere someter al Valencia a otro de esos partidos que deben ser épicos, para el recuerdo y de los que dejan poso y resuelven crisis. Tipo Balaídos, pero a lo bestia.

Y es que si eso no pasa, y se pierde en Rusia y los belgas la lían contra el OL, la última jornada va a superar todo lo anteriormente escrito. En San Petersburgo nadie, supongo, cantará el “Nuno, vete ya”, pero de allí sólo se puede venir con algo bueno, positivo. Jugando bien, mal o peor, pero con algo. Como la vuelta de Mónaco, que siendo un partido para olvidar, se convirtió en un momento para recordar. Algo así.


[video:https://www.youtube.com/watch?v=vx5f2Lu_0l0]

¿Qué donde voy? Pues tampoco lo tengo muy claro, porque en situaciones como esta se juntan muchas circunstancias, y no sabes bien cómo poder administrar todo ese torrente de sensaciones. La Champions es distinta, aunque ya se pegó una castaña en Bélgica, y no tiene nada que ver con la Liga. Es otra cosa, otro ambiente, otro aire. Espero que para Nuno, y sus jugadores, también, porque ese Zenit es mucho mejor que la UD Las Palmas, pero estoy seguro que el Valencia será menor que el sábado.

Las noches de Champions suelen ser extremas, la gloria y la miseria más absolutas de dan cita en este tipo de partidos. Nuestras carnes lo saben bien.

[video:https://www.youtube.com/watch?v=mwv2_ZapfiE]

Ni soy en entrenador ni me gusta jugar a serlo, pero si yo fuera Nuno (que igual no es una de las mejores posiciones ahora mismo), optaría por el juego “feo, bajito y desagradable”, vamos, a rascar lo que se pueda, y si esos rusos, especialistas en desastres europeos, se desesperan, matarlos a la contra no parece un mal plan.

No es día para pensar en que el grupo era fácil, porque entre otras cosas, eso es faltarle el respeto a una competición en la que el Valencia muchas veces partió como comparsa y se metió en la final. Cuando menosprecias a tus rivales, y más en Champions, eso es pecado mortal que pagas caro. Es día para pensar en sufrir, y mucho, y si, mirar de reojo a los belgas, porque hace falta que no ganen. La realidad es esa, y no podemos caer en el autoengaño.

Un maestro del periodismo deportivo valenciano al que yo le tengo gran aprecio, Jaime Hernández Perpiñá, decía que estos partidos hay que ganarlos por “peso específico”, es decir, porque el club, el Valencia, tiene un peso, grande, aunque a ratos lo olvide. Aquello de la camiseta y el escudo, y todos esos subterfugios bélicos que solemos usar para apelar a la épica en días como hoy. Quizá con pensar a quién representan, lo que está en juego, y quiénes son, sea suficiente.