Nicolás Otamendi era el arma secreta de Nuno contra el Atlético

El club jugó al despiste y diagnosticó un esguince de grado II al futbolista. Con esa lesión hubiera sido físicamente imposible su retorno al trabajo en solo cinco días

Joan Molano | 09 MAR. 2015 | 08:00

El pasado 3 de marzo el Valencia Club de Fútbol emitía en su página web el parte médico de Nicolás Otamendi, que había tenido que ser sustituido en el descanso del partido contra la Real Sociedad tras un pisotón involuntario de su compañero Enzo Pérez. El caso es que sus gestos de dolor sobre el verde de Mestalla asustaron a la parroquia blanquinegra. Luego se tranquilizó porque el argentino volvió a disputar la recta final de la primera parte, pero volvieron a saltar las alarmas cuando no regresó al terreno de juego en la segunda mitad.

“Nicolás Otamendi presenta un esguince de grado dos en su tobillo izquierdo. Se evaluará su evolución en los próximos días”, rezaba el parte médico dos días después del encuentro disputado. Si los blanquinegros se frotaban las manos con las ausencias de Miranda y Griezmann por sanción, los rojiblancos hacían lo mismo por la baja del central argentino del Valencia, pieza clave en el centro de la zaga de su equipo.


De haber sido cierto el diagnóstico, el jugador no podría haber vuelto a los terrenos de juego antes de un periodo, como mínimo, de tres semanas, según profesionales especializados consultados por Deporte Valenciano. Físicamente es imposible que un futbolista entrene con normalidad cinco días después de sufrir una lesión de ese calibre (que implica la rotura parcial de los ligamentos de la articulación).

Viendo la evolución del futbolista todo apunta a que sí sufrió un esguince, pero de primer grado, una lesión que permitiría el desarrollo de los acontecimientos posteriores con el consiguiente esfuerzo del central argentino, por lo que pensamos que el único motivo de agravar el diagnóstico era jugar al despiste con el Atlético de Madrid.

Nico Otamendi no solo es el mejor defensa central del Valencia, sino que también es un futbolista clave en las jugadas a balón parado, como bien sabe el propio cuadro colchonero, que lo sufrió en Mestalla después del famoso ‘trenecito’. Sembrar la duda sobre la participación del zaguero argentino en el Vicente Calderón le habría dado algo de ventaja a Nuno sobre Simeone. El Cholo habría planteado el choque durante casi toda la semana sin tener en cuenta al defensa central, sobre todo en las jugadas de estrategia. Al final, entró en el once, era el arma secreta de Espirito Santo para un partido en el que acabó siendo esencial la pizarra, algo que el luso ya tenía controlado.

Esfuerzo titánico

A pesar de que el parte médico no dijera la verdad, el esfuerzo de Otamendi con un esguince de primer grado sí fue realmente titánico, por lo que los apelativos que recibió el jugador se los ganó a pulso. El futbolista puso todo de su parte (y más) para estar presente en la crucial cita ante los colchoneros. Al César lo que es del César. Tuvo que jugar infiltrado y con un fuerte vendaje, arriesgándose a empeorar la lesión y a alargar su recuperación. "Quería estar en este partido y eso me hizo ilusionarme mucho. Quiero felicitar a los médicos que estuvieron conmigo para poder llegar", afirmó el jugador después del encuentro. Siempre comprometido.