Elche CF-Levante UD (1-0): Los ilicitanos cogen aire en un agónico derbi de la Comunitat

El Levante continuará una semana más en puestos de descenso después de que un solitario gol de Jonathas le diera al Elche el derbi de la Comunitat Valenciana.

Redactor Jefe | 19 ENE. 2015 | 12:36

El gol de Jonathas decidió el Elche CF contra el Levante UD. La crónica de un 1-0 que saca del descenso a los de Fran Escribá para colocar penúltimo a un Levante que no mejora en la Liga española. El estadio Martínez Valero fue una fiesta con los suyos y eso que hubo que sufrir para sacar adelante un partido donde la temprana expulsión de David Navarro mermó a los 'granotas', que fallaron un penalti en la segunda parte después de que los locales también errasen desde los once metros.

Quizás todo parecía ensombrecerse, y de manera definitiva, cuando Fayçal Fajr se aprestaba a enfrentarse ante Mariño desde la soledad que establecen los once metros. Las noticias no eran especialmente alentadoras en esa secuencia de la titánica confrontación que reunía al Elche y al Levante sobre la moqueta mojada del Estadio Martínez Valero. La lluvia no cesaba de caer en una triste premonición de todo lo que iba a acontecer. Y los hechos fueron luctuosos para los intereses de la escuadra que prepara Lucas Alcaraz. David Navarro había regresado al vestuario azulgrana tras la expulsión decretada por Velasco Carballo con el partido todavía en maitines.

Sin apenas tiempo para la recuperación, Jonathas encontró una pequeña rendija por el centro de la zaga para celebrar su octavo gol en la competición liguera en Primera y Fajr parecía en condiciones de cerrar la confrontación tras una pena máxima difícil de interpretar tras un forcejeo entre Vyntras y Jonathas. Todos estos episodios narrados se desarrollaron en algo menos de veinte minutos. El Levante parecía desaparecer de la confrontación. El Elche podía darle el gope definitivo, pero surgieron las manoplas de acero de Mariño para desviar la acción del atacante marroquí y proyectar el espíritu levantisco de un Levante que nunca se rindió, pese a los incontables contratiempos que tuvo que superar y que inclusive soñó con la igualada en una pena máxima que neutralizó Tyton, ya adentrada la segunda parte, cuando sobre el verde del coliseo ilicitano únicamente brillaba la escuadra blaugrana.

No hay poesía en la derrota, es más que evidente, pero, en ocasiones, un fracaso te puede orientar hacia su extremo contrario si se establece una lectura correcta de los sucesos ocurridos. No hay un juego de palabras que trate de esconder el contenido del encuentro disputado en tierras ilicitanas. La derrota es inamovible y los tres puntos se alojan en el registro del bloque que dirige Fran Escribá. No obstante, el Levante no se sometió a los dictámenes del destino.

No claudicó, ni enarboló la bandera blanca que se convierte en sinónimo de rendición. Cuando todo parecía más encriptado surgió la garra y el coraje del grupo para intentar agarrarse a un enfrentamiento que se resbalaba y que se empinaba. El bloque fue capaz de sobreponerse con convicción a la coyuntura para proponer un partido muy contrario al que se preveía tras la diana local en conjunción con la marcha de Navarro.

Quizás la grandeza del fútbol está en esos ingredientes inesperados que afloran cuando nadie prevé variaciones sustanciales. Sucedió en el Martínez Valero. El Levante se amotinó a su suerte y trató de expresarse ante un rival en superioridad durante ochenta y ocho minutos. No suele ser fácil, pero ocurrió aunque al final el marcador no fue en correspondencia con el esfuerzo vertido por los pupilos de Alcaraz. En medio de la pretendida oscuridad surgió Camarasa para imponer galones en la medular.

El balón pasaba por sus botas y salía con criterio. El Levante abría el campo para llegar hacia los dominios ilicitanos. Uno de los exponentes del trabajo que se está realizando en la cantera granota junto a Simao Simao se bastaron para dominar la zona de creación. A su alrededor el esfuerzo fue homérico. Iván se convirtió en un atacante más por el costado derecho y Morales resguardó el flanco izquierdo, tras la reconversión de Juanfran en central, sin olvidar el alma atacante que impregna cada uno de sus movimientos.

Por delante, Rubén trataba de engarzar con Víctor Casadesús. El Levante le echó coraje y compromiso para mitigar los efectos de la superioridad local. Por momentos lo consiguió. El Elche se arrinconó sobre la meta de Tyton en la segunda fase. La grada notó el 'canguelo' que invadió al grupo conforme se sucedían los minutos y mostró su disconformidad. Es cierto que Jonathas contó con dos acciones claras que invalidó Mariño, pero habría que contabilizar en el otro extremo del campo varias llegadas de Casadesús y un disparo ajustado de Morales que pasó silbando el palo largo de la meta franjiverde.

¿Una derrota como punto de inflexión? Es una de las lecturas que deja la confrontación. Un Levante sin miedos y sin temores, a base de casta, orgullo y raza, debatió ante un oponente que no supo exprimir su superioridad. Lo hizo con los argumentos que establece el fútbol. Se cosió el balón al pie, mostró actitud y dignidad. Únicamente le faltó acierto desde los once metros para alimentar sus alforjas. Es el camino por el que hay que adentrarse.